
La procesión que cierra la Semana Santa de este año tuvo la misma suerte que la procesión que la comenzaba, y Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo y el Cristo del Santo Sepulcro, pudo salir a las calles de Madrid en una tregua que dio la meteorología a los devotos que esperaban en los aledaños de la iglesia de San Ginés y el Monasterio de la Encarnación.

La Sección de Instrumentos de la Cofradía de Jesús Atado a la Columna de Villamayor de Gállego (Zaragoza), reunían sus tambores a las 4 de la tarde en el Monasterio del Corpus Christi (vulgo Carboneras), donde partieron dirección a la iglesia de San Ginés para unirse a la procesión de la Soledad.

A la misma hora que salía la Soledad de San Ginés, partía el Santo Cristo del Sepulcro desde el Monasterio de la Encarnación, dirección a la plaza de Ramales, sitio de encuentro de las dos imágenes y que compartirían itinerario hasta el final de la procesión, de nuevo en la iglesia de San Ginés en la calle Arenal.


La talla de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo es de la escuela madrileña del siglo XVIII, y la del Santo Cristo del Sepulcro, es en realidad, la talla del Cristo Yacente del Desamparo, obra del escultor José Antonio Martínez, quien la realizó en su taller de Horche (Guadalajara) al mas puro estilo de Gregorio Fernández en madera policromada en el 2001 y que tiene su sede en la parroquia de Santa María de la Alegría en el municipio de Móstoles y que tiene en custodia la Hermandad Santo Entierro de Móstoles.





