Las procesiones más importantes del Viernes Santo volvieron a quedarse en sus templos al igual que ocurría los dos días anteriores. De la
Basílica de Jesús de Medinaceli no pudo salir el Cristo con sus fieles por las calles de Madrid por culpa de la lluvia. A cambio, decidieron hacer algo inusual en un Viernes Santo, un besapies para que los seguidores del Cristo pudieran estar cerca de la imagen.
La procesión del Silencio también tuvo que quedarse en el templo y tampoco salió a la calle desde la iglesia de la calle Atocha, aquí también abrieron las puertas de la iglesia para que la gente pudiera ver las imágenes del Santísimo Cristo de la Fe y Nuestra Señora de los Dolores.
La que pudo desafiar a la lluvia fue la procesión del Santísimo Cristo de los Alabarderos, momentos después de que la infanta Elena visitara por sorpresa la imagen en el
Palacio Real. En un recorrido al que denominaron "con paso de lluvia", pudieron trasladar la talla hasta su sede en la
Iglesia Catedral Castrense de las Fuerzas Armadas. La otra procesión que también desafió al agua, fue la del Santo Entierro, aunque también con un recorrido más corto y sin el nuevo trono dorado que hubiera estrenado, al que el cantante Pitingo pudo cantar una saeta desde un balcón del Teatro Calderón. En esta procesión, además del Cristo Yacente de la Vida Eterna, le hubiera acompañado la imagen de Nuestra Señora de la Paz, que tampoco salió.
La procesión de María Santísima de los siete Dolores tampoco llegó a la calle, aunque fue llevada hasta la puerta de la iglesia de
Santa Cruz para que la gente pudiera verla. El Divino Cautivo también se quedó sin salir en procesión.
Viernes Santo 2010