domingo, 9 de enero de 2011

Ermita de Nuestra Señora de la Antigua



La ermita de Santa María la Antigua o Nuestra Señora de la Antigua, data del siglo XIII y es probable que esté construida sobre un templo anterior de la época visigoda. Existen dos milagros de San Isidro que se ubican en esta iglesia (el milagro de la merienda de pan y queso, y el milagro del Lobo), pues el patrón de Madrid labraba los campos de su amo Iván de Vargas que se ubicaban en este mismo barrio, por eso es importante pensar en la existencia de un templo anterior, ya que el actual fue construido doscientos años después de la vida del santo patrón.





Estamos ante una de las joyas arquitectónicas del patrimonio artístico de nuestra ciudad y que es prácticamente desconocida por la mayoría de los madrileños. La iglesia fue financiada totalmente por la catedral toledana por encontrarse el pueblo de Carabanchel en esos momentos en posesión del Arzobispo Rodrigo y al morir pasó a ser propiedad del capítulo catedralicio de Toledo, que mandó erigir la parroquia del pueblo. Fue construida en advocación a Santa María Magdalena, de cuyo recuerdo quedan escenas de su vida en el retablo mayor.






En el siglo XV, hacia 1497, es probable que la ermita dejara de ser la iglesia parroquial, momento en que se trasladó la parroquia a la iglesia de San Sebastián Mártir en Carabanchel Bajo. Desde este momento pasó a llamarse de Nuestra Señora de la Antigua, en honor a la patrona del pueblo. En el siglo XIX se construyó junto a sus muros el cementerio parroquial del pueblo y se convirtió en capilla del mismo.





Su planta es rectangular con ábside semicircular, unido a la nave por dos tramos rectos, característica invariable de la arquitectura románica. Todo ello puede apreciarse al exterior, donde podemos observar un pórtico claramente al más puro estilo mudéjar que supera a todos los de la provincia de Madrid. Es de ladrillo con tres arcos rehundidos concéntricos, lobulado y ondeado el central, de perfecto sardinel, fábrica muy característica de la arquitectura mudéjar, y sus hombros arrancan probablemente de un zócalo o basamento de piedra. Sobre el tercer arco persiste una decoración horizontal, formada por una fila de ladrillos en esquinilla y otra en sardinel.










Junto a la portada del templo hay un gran contrafuerte que parece sujetar todo el muro sur que visualmente nos dejará impactados por su inclinación, el cual parece que se va a caer en cualquier momento contra el suelo. La ventana del ábside es ojival y se ve aún en ella una saetera cegada totalmente, constituido por un arco de herradura apuntado.











vista del ábside






ventana con arco apuntado en el ábside



Junto al ábside se encuentra la sacristía, un pequeño edificio barroco, ejecutado con motivo de la canonización de San Isidro en el año 1622. Del primitivo coro, persiste el emparrillado de vigas y largueros, éstos perfilados según es norma y tradición en la arquitectura mudéjar. En cuanto a la nave, su cubierta es a dos aguas y en ellas emerge la torre, quizás el elemento más importante y singular de todo el templo. Principalmente, por ser de planta rectangular, modalidad poco frecuente en las torres de estilo mudéjar, por lo general de planta cuadrada y ochavada y porque carecía primitivamente de escalera, al ser tocadas las campanas desde abajo (aunque se construyó una escalera en el siglo pasado). Estas campanas son dos, una dedicada a Nuestra Señora del Rosario, fundida en 1940, y otra al Sagrado Corazón de Jesús, del 1946. A los pies del templo se sitúa la original torre, con una altura de veinte metros y que consta de un primer cuerpo macizo de mampostería y de un segundo de ladrillo, el superior destinado a campanario. Éste es de seis huecos de distinto tamaño, cerrados con arcos falsos. El ladrillo con el que se construyó la torre es de iguales dimensiones y calidad al empleado en otro templo mudéjar del centro de Madrid, el de San Nicolás de los Servitas.





torre de la ermita









Interior de la ermita



El interior de la ermita es de planta rectangular y al fondo tiene un gran ábside con coro a los pies, que se encuentra sujetados por medio de modillones. En la cabecera está el ábside cubierto por un cuarto de esfera, y decorado por medio de un friso con ladrillos en esquinilla, pintados de rojo. La ermita se sustenta por medio de cuatro pilares cuadrangulares, que sustentan una techumbre de madera de colgadizo en el interior, y que se proyecta al exterior mediante un tejado a dos aguas. La cubrición de las naves es moderna, aunque recuerda el emparrillado de vigas y largueros peculiar del mudéjar.




En la capilla mayor también hay arcos de medio punto que dan paso a la sacristía por un lado, estando cegados los contrarios. Detrás el retablo se encuentran restos de pinturas románicas del siglo XIII, lo que da idea de que todo el templo se decoraba, aunque con especial predilección el ábside por medio de pinturas. Es difícil saber la temática de estas, pues apenas quedan fragmentos de las mismas.

En el centro se encuentra el retablo mayor de estilo barroco del siglo XVII, formado por tres cuerpos, predela y ático, sustentado por medio de columnas corintias, con frontón en la parte superior, rematado por bolas. Preside la hornacina central una escultura moderna de 1940 de Nuestra Señora de la Antigua, imitando la desaparecida en el 36. En las calles laterales hay dos cuadros que representan a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, que recuerdan que estos santos visitaron el templo. En el ático hay una pintura con Santa María Magdalena, anterior titular de la iglesia.Las tres pinturas son de la escuela madrileña del siglo XVII, relacionadas con la producción de Francisco de Ricci. En la predela se encuentran otras tres obras anónimas de mediado del XVII de inferior calidad a las otras tres.




A los pies del templo se sitúa el coro apoyado en 24 vigas paralelas, todo ello ejecutado en madera, decorada con pintura, perdida en numerosas zonas. Es un importante conjunto de pinturas mudéjares que se pueden fechar en el siglo XIII, uno de los más importantes de la Comunidad de Madrid. Entre los diversos elementos ornamentales, aparecen escenas y atributos relacionados con San Isidro, así como escudos de Castilla y León. En esta zona trasera del templo se halló recientemente el Pozo de San Isidro, realizado en ladrillo, y con una profundidad de 13,50 m, estando protegido por un brocal de sillares. Este pozo es similar a los otros que se atribuyen al santo. El resto del edificio no tiene ninguna ornamentación, solamente en la nave de la epístola, y después de retirar el retablo barroco que la cubría, apareció una hornacina que actualmente cobija una efigie moderna del Corazón de María, en donde se han hallado restos de pinturas románicas, recubiertas por otras posteriores, y en las que se puede vislumbrar la parte inferior de la figura de un santo.





La ermita fue totalmente restaurada por completo en 1998 por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, momento en que se descubrieron restos de cerámica de indígenas prerromanos que vivieron en el centro de la Península, y se halló una losa con quemaduras perteneciente a un horno de época romana y parte de una pared que formaba parte de una villa romana de los siglos I y II, hechos que confirman unos fragmentos de ánforas romanas encontradas de la época.








No puedo acabar este post sin comentar la poca colaboración por parte del párroco y el guardián de la iglesia. Es lamentable que en vez de colaborar en promover la cultura y dar a conocer al mundo el maravilloso templo mudéjar que tenemos en Madrid, se nieguen a dejar hacer fotografías del interior.
Cuando me presento en el templo pregunté a la persona que está allí a cargo del edificio, que si podía informarme sobre la talla de la Virgen que se encuentra en el altar, a lo que me dice "uff, no tengo tiempo". Sin embargo, una vez que me dispongo a hacer unas fotografías me dedica todo el tiempo del mundo para decirme que no puedo hacerlas y que tengo que pedir permiso al párroco. Así que después de emplear su preciado tiempo en discutir que si sí, que si no... dicho y hecho, me presento en la iglesia de San Sebastián Mártir de Carabanchel que es donde está el párroco que lleva la ermita, y me dispongo a pedirle permiso. El párroco, en zapatillas de andar por casa, parece que no le hace mucha gracia que se le moleste a tempranas horas para una petición "tan absurda". Por más que le intento explicar que lo único que pretendo es hacer un par de fotos del interior del templo para acompañar con imágenes una trabajo que tengo sobre la ermita y que se trata de un blog que reune información sobre todos los templos de Madrid, todo son negativas y que solo daría permiso a una organización cultural, que está harto de que esté todo el mundo molestando siempre (supongo que a los feligreses que sueltan la pasta en el cepillo no les dirá que está harto de ellos).
Es inadmisible que estos mantenidos del cepillo y de la iglesia, no tengan ningún reparo en pedir y vivir de la "x" de la declaración de la renta de todos los contribuyentes y sí se crean con el derecho de decidir quién fotografía y quién no, como si se tratara de la SGAE, un templo que lleva siglos construido y que nos pertenece a todos. Menos mal que con el tiempo el edificio perdurará y los guardianes temporales desaparecerán sin que les recuerde nadie. Como se atreven a intentar ser los dueños de algo que es de todos?, o a lo mejor yo estoy equivocado y este párroco tiene en su poder las escrituras de la hipoteca del templo y lo está pagando de su bolsillo. Sin embargo a la hora de restaurar, bien que pagamos todos, pero luego el derecho parece que solo les pertenece a ellos. Siempre ha sido así con esta gente que solo les interesa atesorar riquezas mientras hablan de los pobres, esos que pasan hambre y frío en la calle, mientras que ellos viven en los edificios que prohiben fotografiar. Parece mentira que maravillosos templos barrocos de nuestra ciudad, tengan párrocos tan amables que están de acuerdo en promocionar nuestro arte gratuitamente sin pedir nada a cambio y por el contrario tengamos tres o cuatro templos en manos de personas sin ningún amor al arte que se creen los dueños de todo. Desde aquí mi felicitación para todos estos párrocos que cuidan y promocionan nuestra cultura y patrimonio, y toda mi repulsa contra estos cuatro señores que no saben ni siquiera quién hizo la imagen que decora el templo en que están viviendo del cuento. Por cierto, me dio tiempo a hacer unas cuantas fotos antes de que viniera el pupilo del párroco, fotos que aquí os presento a favor de la promoción de nuestro patrimonio madrileño a todo el mundo que le guste el arte y que ningún esbirro eclesiástico nos va a prohibir mientras me queden dedos para escribir y apretar el disparador de mi cámara. Promocionar el arte es un bien cultural.
Señor párroco de las zapatillas, la ermita es un espacio público, no privado, y no hay ninguna ley que impida hacer fotografías en espacios públicos, a ver si se lo aprende. La ermita de Nuestra Señora de la Antigua es Monumento Histórico Artístico desde el 9 de octubre de 1981, es decir, que pertenece al Ministerio de Cultura, es decir, que pertenece al Estado, es decir... es de todos los españoles.


viernes, 7 de enero de 2011

El monolito desubicado



En el post de ayer hablamos de un acontecimiento histórico para la ciudad de Madrid, recordando la Fuente para la inauguración del Canal de Isabel II, fuente que se instaló en la calle Ancha de San Bernardo para dicho evento. Hoy hablemos de algo que alguien instaló en otro lugar cercano, para recordarnos dicha inauguración.




Una especie de monolito de piedra que se asienta sobre una base de... granito?, se encuentra en la glorieta de Ruiz Jiménez, donde la calle de San Bernardo empieza a atravesar dicha glorieta. Esta piedra, monumento, monolito o lo que sea, recuerda la inauguración del Canal de Isabel II el 24 de junio de 1858, pero veamos un pequeño detalle.

El lugar exacto donde tuvo lugar la inauguración del Canal, fue más de cien metros calle abajo. No me gustaría pensar en ver una placa de "aquí se levantaba la iglesia del Salvador" en un edificio pegado a la Puerta del Sol, no, porque donde exactamente estuvo la iglesia fue a la altura de la Plaza de la Villa, y por eso la placa que recuerda el templo, se encuentra en la fachada del edificio que está donde estuvo la iglesia. Tampoco me gustaría ver una placa en el número 20 de la calle "X", recordando que el ilustre señor "Y", nació y vivió en él, si resulta que la realidad fue que vivió en el número 52. Entonces porqué tenemos esta piedra recordatoria tan lejos del lugar donde se inauguró el Canal?, tal vez no había sitio en donde debería estar?, tal vez había que poner algo en ese lugar donde está y le tocó a esta piedra?, o quizás el que la instaló, se creyó eso que he leído en tantos sitios, que la fuente con un chorro de 30 metros inaugurando el Canal de Isabel II en la ciudad de Madrid, estuvo en la glorieta de San Bernardo, actual de Ruiz Jiménez?. No señores... estuvo entre las iglesias de las Salesas Nuevas y la de Montserrat, ese es el lugar exacto.




Sea cual sea el motivo, lo cierto es que nadie se para a ver el insigne monumento, donde por no verse, no se ve ni lo que hay escrito, a no ser que te acerques a medio metro. Si ponen un monumento a algo, porqué no lo hacen a conciencia y se dejan de gastar granito en estas cutreces, que luego hará falta para las reformas actuales que acomete el Ayuntamiento y que tanto gustan a nuestro alcalde. Algún día investigaremos de quién es la Cantera de donde se saca tanto granito últimamente.


Vista del texto recordando el día de la inauguración de la Fuente




Ornamentos externos del monolito: Un escudo de Madrid




Y dos emblemas, el de la Comunidad de Madrid y el del Canal de Isabel II




Vista del monolito. De lejos parece un armario callejero de cables de la luz




En esta foto podemos ver la distancia que existe desde el monolito hasta el sitio exacto donde debería de haberse colocado. Podemos ver que separan unos cientos de metros los dos destinos, el verdadero, frente a la iglesia de Montserrat, y el desubicado, más cercano de donde estuvo el "Quemadero" de la Inquisición, del que también hablaremos algún día.





En estas fotos podemos ver la foto del evento y el lugar actual que concuerda exactamente con la primera foto, lugar donde debería de haberse puesto el monumento, piedra o monolito. Echo en falta una fuente de verdad, aunque cierto que poco sitio tendría para su ubicación. Siempre quedaría la acera, que es bastante ancha en ese lugar para que entre perfectamente una fuentecilla, placa o escultura. Menos mal que siempre nos quedará la Fuente original, que después de haber pasado por la Puerta del Sol y la glorieta de Cuatro Caminos, actualmente la podemos ver en la entrada de la Casa de Campo, muy cerca de Puente del Rey y frente a la Casa de los Vargas.


jueves, 6 de enero de 2011

Fuegos artificiales Cabalgata Reyes en Cibeles 2011

miércoles, 5 de enero de 2011

Fuente para la inauguración del Canal de Isabel II



24 de junio de 1858, la reina Isabel II, su marido y el Príncipe de Asturias, el futuro Alfonso XII, llegaron a la tribuna que se había colocado para la inauguración oficial del Canal de Isabel II, en la calle Ancha de San Bernardo, en el solar del Cuartel de Monteleón a la altura de la iglesia de Montserrat, y a las ocho y media de la tarde, la reina movió la palanca que hizo que surgiese un chorro de agua que, elevándose a 90 pies de altura superaba en altura a todas las casas del entorno. Era una fuente provisional concebida para asombrar a los madrileños y rubricar el acto de inauguración del Canal de Isabel II. Era el momento en que las aguas del Lozoya llegaban a Madrid. La fuente consistía en un extenso pero poco profundo pilón circular, adosado a otros dos más pequeños semicirculares. En el centro un surtidor con juegos de aguas, con el que se hacía alarde de la presión del canal del Lozoya, arrojaba un chorro de quince centímetros de diámetro y se elevaba a más de treinta metros de altura. Entre el público asistente se pudieron oír gritos de júbilo y se veían los sombreros al aire. La gente estaba admirada de poder contemplar como el agua subía hasta el cielo. Fue entonces cuando Posada Herrera le dijo a la reina "Señora, hemos tenido la suerte de ver un río poniéndose de pie". También estaba de incógnito entre el público, Bravo Murillo, verdadero precursor del proyecto, pero que no fue invitado a la ceremonia por motivos políticos del momento. También se dice que dijo: "¡Ya podemos lavarnos todos!".




Al día siguiente la Reina dio en el Palacio Real un banquete a los ingenieros e impuso la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, a Lucio del Valle, ingeniero de caminos y arquitecto que había sido nombrado director del Canal.
Esta fuente fue a parar dos años más tarde a la Puerta del Sol y solo funcionaba en algunas fechas señaladas y durante poco tiempo, pues, según Fernández de los Ríos, pasados cinco minutos "toda la plaza se convertía en pilón".









Luego el pilón se trasladó a la glorieta de Cuatro Caminos donde instalaron un nuevo ornamento interior para los chorros de agua, mientras que el surtidor original acabó en el estanque del Palacio de Cristal en el Retiro (o eso he creído siempre). Desde los años 50, el pilón se encuentra en la entrada a la Casa de Campo junto al Puente del Rey y frente a la Casa de los Vargas.






Pilón situado actualmente en la entrada a la Casa de Campo junto al Puente del Rey y frente a la Casa de los Vargas