La iglesia de San Sebastián es uno de los monumentos más importantes de la historia de Madrid y sin embargo, es uno de los que defrauda más al contemplarlo.
Fue fundada el 1 de mayo de 1541 por parte del cardenal Juan de Tavera, arzobispo de Toledo. En un principio estuvo situado en la ermita de su nombre, que se hallaba en la frecuentada salida del camino hacia Atocha. Hacia 1554 se inició la construcción del nuevo templo, siendo encomendadas las obras al maestro Antonio Sillero, que era alarife de la Villa de Madrid. Las obras, por escasez de medios económicos, debieron ir en un principio muy lentas. En 1576 parece que aún no se había cerrado la bóveda de la nave central. Las obras se concluirían hacia 1578, cuando ya estaba el templo en uso, quedando sólo después la labor decorativa. Posteriormente continuaron los trabajos con la edificación de la capilla mayor, sacristía, cementerio, etc. La torre se comenzó entre 1612 al 1613, siendo el maestro de obras, Lucas Hernández. Debió de ser sencilla, similar a la actual de
San Ginés. Pronto se establecieron en el nuevo templo una serie de congregaciones y cofradías importantes. Como la de la Misericordia, una de las más antiguas de Madrid, la del Cristo de la Fe o los Alabarderos de Palacio, la de Nuestra Señora de la Novena de los Representantes españoles, la de Nuestra Señora de Belén de los Arquitectos, etc. A lo largo de los siglos este templo fue embelleciéndose y completándose con hermosas obras de arte, así como numerosos añadidos de capillas.
Pero todo ello desapareció cuando en 1936 la iglesia fue asaltada, quemándose completamente los altares y retablos. Se destruyó todo lo que en ella había, salvándose el magnífico archivo parroquial, donde encontramos una fuente inagotable de datos sobre el templo y personas que tuvieron con él relación. Por si fuera poco lo que aconteció en la guerra en esta iglesia, la noche del 19 al 20 de noviembre de ese mismo año, un avión de los ejércitos nacionales arrojó una bomba sobre el edificio, ya que se consideraba que el templo albergaba un polvorín-almacén de víveres de los ejércitos republicanos. Quedó solo en pie parte de la cabecera del templo, la capilla de los Arquitectos, la portada y la torre con las campanas. Aunque más tarde, dicha torre, por disposición del Ayuntamiento, que deseaba ensanchar la calle de San Sebastián, fue derribada con la intención de volver a reconstruirla, aunque remetida hacia adentro, pero nunca se llevó a cabo.
Foto de Urbanity (Juanjo)
En la actualidad nos encontramos con un nuevo templo, el cual es obra del arquitecto Francisco Iñiguez Almech, que inició las obras en 1943 y las concluyó en 1959. Diez años después el Gobierno declaró la iglesia de San Sebastián monumento Histórico-Artístico, en especial atención al rico archivo que cobija, porque lo que se dice el edificio... no merece tal condición.
En la reconstrucción se cambió la orientación del edificio y la antigua capilla mayor pasó a ser una lateral, ubicándose la nueva capilla principal junto al antiguo cementerio, solar que podemos delimitar perfectamente en la actualidad y en el que se enterró a Lope de Vega, que más tarde fue cambiado a una fosa común.
El nuevo templo es un edificio con dos partes claramente delimitadas. La zona antigua, que incluye las actuales capillas de Belén, Sagrado Corazón de Jesús y Virgen de la Misericordia. Junto a ellas se alza la parte moderna, constituida por un conjunto de planta ochavada, con cabecera y cubierta por medio de una gran cúpula central con linternas y el coro a los pies.
El templo no encierra en la actualidad los ricos tesoros artísticos que tuvo a lo largo del tiempo, pero guarda otros que bien merecen una visita a su recinto.
En el exterior hay que destacar que tiene dos portadas. La principal, que es la que da a la calle Atocha, de gran sencillez, puesto que es un arco de medio punto, que da paso al atrio, después de traspasar una reja moderna. Allí están las entradas a la capilla de Belén y del Cristo de la Fe. La otra portada es la correspondiente a la calle de San Sebastián, mucho más interesante que la precedente. La portada, realizada con gran parte de los restos de la antigua portada de la calle Atocha, obra de Pedro de Ribera, dato que no puedo confirmar. Era de estilo churrigueresco, pero fue picada y variada para adaptarla a los gustos de la época. Es de estilo neoclásico, y producto de lo rehecho con la antigua barroca, que tantos ataques recibió por parte de los tratadistas neoclásicos. En la actualidad está constituida por dos columnas jónicas que enmarcan la hornacina superior y sostienen el frontón. En su centro se cobija una escultura moderna de San Sebastián, obra de Antonio Martín Méndez, no es la primitiva de Luis Salvador Carmona, la cual se destruyó en la guerra, conservándose afortunadamente en casa de un feligrés la cabeza del santo.
Interior del templo
En el interior llama la atención la amplitud y la gran sencillez de la nave centralizada. La gran cúpula es la que ilumina el templo y se encuentra sustentada por pechinas, en donde se cobijan las esculturas de los Cuatro Evangelistas, obra de Antonio de la Cruz Collado, sobre las cuales se halla el emblema tetramórfico respectivo. La cúpula está formada por nervios que se entrecruzan, siguiendo modelos árabes, para dejar en el centro la linterna, que se asienta sobre lunetos.
El altar mayor es una obra contemporánea. Fue realizado por los Talleres Granda, los encargados de recomponer las maltrechas iglesias de Madrid de la posguerra. En el centro del conjunto hay una gran escultura de San Sebastián, imitación de la realizada por Alonso Berruguete, para el convento de San Benito de Valladolid, siendo obra de Antonio de la Cruz Collado. Se remata el conjunto por un Calvario, realizado por el escultor sevillano Luis Ortega Bru. El crucificado es similar al Cristo de la Salud y Caridad, que se halla en la Capilla de Montessión de Sevilla. Como detalle original, hay que señalar la posición sedente de la Virgen y San Juan. Al fondo hay una moderna vidriera con el Espíritu Santo dentro de un resplandor.
En la capilla mayor hay cuatro cuadros. El primero sobre la puerta de la sacristía, es una Inmaculada Concepción, del pintor madrileño del siglo XVII, Matías Ximeno. Un Martirio de San Sebastián, obra de Dionisio Mantuano, también del XVII, según un grabado que repite una composición de Hans Van Aachen, que se halla en la iglesia de San Martín de Munich. En el lado contrario un Santo Ángel de la Guarda, fechado en 1890, realizado por P. Francés. Junto a él la Preparación para el Martirio de San Sebastián, soberbio lienzo del XVII, obra del pintor napolitano Lucas Jordán.
Crucificado de escayola. Junto a él, cuadro del siglo XVII anónimo, con el Abrazo de San Francisco de Asís al Crucificado.
Cristo del Olvido, escultura moderna de madera y Nuestra Señora de los Dolores, talla de vestir del siglo XIX, titulares de una antigua cofradía, hoy extinguida.
Talla de San José, obra de José Luis Vicens, imitando el de Juan Adán de San Ginés.
Copia de la Inmaculada de Tiépolo, del Museo del Prado, realizado por María Fuencisla Llorente.
Enmarcando la antigua capilla mayor, hoy del Sagrado Corazón, hay sendas esculturas modernas de San Nicolás de Bari y de San Antonio de Padua. El titular de la capilla es una escultura de Víctor González Gil. Muy interesante es el sagrario, realizado siguiendo un boceto de Iñiguez Almech, por Pedro José Villalba, broncista. En este ámbito penden dos pinturas, una Inmaculada de Mateo Cerezo y un San Jerónimo penitente de Antonio de Pereda del siglo XVII.
Capilla de Nuestra Señora de la Misericordia, titular de una antiquísima cofradía, dedicada a actividades caritativas. La Virgen es una talla de vestir, obra del escultor Víctor González Gil, que repite modelo de la perdida en guerra. Se conservan las vestiduras antiguas.
A los lados dos lienzos de Lucas Jordán, La Presentación de Jesús en el Templo y la Circuncisión.
Hemos dejado en último lugar la Capilla de los Arquitectos de Nuestra Señora de Belén. Se empezó a realizar en el siglo XVII por el maestro de obras Francisco Moreno, pero fue reformada por Ventura Rodríguez, de quien es la fábrica actual. Su decoración en la cúpula a base de casetones y las pechinas ornamentadas con cabezas de ángeles son de gran belleza. En la cabecera hay un mural de José Vaquero que representa la Huida a Egipto, mientras a la derecha se establece un grupo con el mismo tema, obra de Antonio de la Cruz Collado, inspirado en el anterior perdido, de Luis Salvador Carmona.
En esta capilla se encuentran enterrados los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva.
Foto cedida por Juan Rohrbach
Decir que el magnífico archivo de esta iglesia por el cual fue declarada Monumentos Histórico-Artístico, contiene entre otros, datos biográficos de miles de personas célebres. Entre algunos nombres que figuran en bautizos, nacimientos, matrimonios y difuntos, podemos destacar varios: Ramón de la Cruz, Fernández Moratín, Luis Madrazo, Echegaray, Jacinto Benavente, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Ruíz de Alarcón, Antonio de Pereda, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer, Sagasta, Mariano José de Larra, etc.