La iglesia de San Jerónimo el Real, es conocida por los madrileños, como Los Jerónimos. Se encuentra a espaldas del Museo del Prado y es una de las iglesias con más historia de la capital.
Se encuentra en un barrio donde antaño se encontraban, la huerta de San Juan, el palacio del Buen Retiro con sus jardines, la huerta de los Jerónimos, los airosos pinos y los olmos añosos. Un barrio donde al paseante, viendo sus monumentos y palacios, le vendrán a la memoria gloriosos tiempos de la villa.
Allá por 1460, fue fundado el monasterio de los Jerónimos, que gozó del favor y fervor real. Fue Enrique IV, quién mandó edificar la fundación religiosa, junto al Manzanares y camino del Pardo. Quería el rey, que se acogiera a la advocación de Nuestra Señora del Paso, en memoria de la defensa que de un paso de armas hiciera su valido Beltrán de la Cueva, y como se adjudicó a la Orden de San Jerónimo, pasó a llamarse, San Jerónimo del Paso. En 1465 el rey comunica que el monasterio cambie de nombre y se llame San Jerónimo el Real de Madrid.
En 1501, por mandato de los Reyes Católicos y con licencia del Papa, se acuerda el traslado del monasterio a otro lugar, dejando una capilla para recuerdo. Los frailes se habían quejado continuamente de las malas condiciones de salubridad del convento edificado a orillas del río, consiguiendo que la reina Isabel, les ayudara a disponer de un lugar más saludable, quitándose así de las jaurías de mosquitos y otros bichos que invadían esas orillas. Pronto quedó acabada la nueva obra en el lugar en el que ha llegado hasta nosotros, el Prado viejo. A partir de ese momento, se conocería el Prado, como de San Jerónimo. El monasterio debió de ser del estilo de San Juan de los Reyes de Toledo, aunque mucho más modesto. El templo se construyó con los mismos materiales del antiguo, del que fueron llevando los frailes piedra a piedra desde el Manzanares, hasta su nuevo emplazamiento. No se sabe a ciencia cierta, pero muchos atribuyen las obras del edificio al arquitecto Enrique Egeas.
El monasterio contaba con dos claustros. Uno que databa de 1460, plateresco, año de su primera construcción y del que no queda nada, y otro más reciente, renacentista, del que se conserva parte de sus ruinas, reconstruidas en la actualidad, dentro del Cubo de Moneo, lugar donde se encontraba el claustro. Este monasterio siempre gozó de la protección de los reyes, que incluso tenían habitaciones construidas al lado del convento, retiro para la oración y la meditación, refugio para las desgracias familiares y escenario para las grandes solemnidades de la monarquía. Se llamaba el Cuarto Viejo o Cuarto Real, y más tarde sería ampliado con una casa de aves extrañas que llamaron El Gallinero, unos jardines, un estanque, y poco a poco, con otros aposentos, otras edificaciones, y más jardines y fuentes, se fue convirtiendo en el palacio del Buen Retiro, pero de esto ya hablaremos en otro momento. Sigamos con nuestro monasterio...
En este Monasterio se reunieron las Cortes, se celebró la jura del príncipe de Asturias, que luego reinaría como Felipe II, una jura que se repetiría con todos los príncipes de Asturias, siendo la última la protagonizada por Isabel II en 1833.
El monasterio también fue ocupado por las tropas de Napoleón Bonaparte, el que sirvió como parque de Artillería. Los invasores destruyeron la magnífica portada gótica que estaba adornada con estatuas de reyes, destrozaron el retablo, que era un regalo de del rey Felipe II y arruinaron los claustros. El templo fue restaurado por los frailes, pero los claustros no corrieron la misma suerte, y de los dos existentes, solo permaneció uno que sufrió un grandísimo deterioro a lo largo de todo el siglo XIX.
El monasterio fue construido en estilo gótico tardío con influencias renacentistas, y gótico isabelino, pero a lo largo de los siglos y de sus sucesivas restauraciones, el edificio está tan tocado, que difícilmente queda nada de aquél momento.
Francisco de Asís, consorte de Isabel II, ordena a Narciso Pascual y colomer, la restauración de la iglesia, momento en que se construyeron las dos torres de la cabecera del templo que se encuentran en el ábside. Posteriormente, en 1878, el templo se cede y pasa al Arzobispado, haciéndose una nueva restauración y remodelación, por el arquitecto, Enrique María Repullés y Vargas, y le dotarán de su aspecto actual, donde el interior se remodeló totalmente, eliminándose las tribunas del siglo XVI. En 1906, se construye la gran escalinata en la puerta principal, para la celebración de la boda del rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Los Jerónimos en 1929, aquí podemos ver el claustro renacentista que en la actualidad se encuentra dentro del Cubo de Moneo, hasta su restauración y su integración con este edificio en la ampliación del Museo del Prado, el claustro permaneció ruinoso tal y como le vemos en la foto
Lástima que para un templo gótico que teníamos en Madrid, con tanta destrucción y restauración, haya llegado hasta nosotros con una mezcla de estilos sin definir. Menos mal que por lo menos, las restauraciones se hicieron en estilo neo-gótico y aunque muy tocada y reinventada, nos podemos hacer una pequeña idea de como era en sus orígenes.
Vista actual de los Jerónimos recién restaurado el exterior
En el exterior hay que destacar el gran buque de ladrillo, que forma la iglesia. Aunque el origen se gótico, lo que vemos en la actualidad, es en su mayor parte del siglo XIX. También de ésta época son las dos torres que enmarcan la capilla mayor, las cuales se encuentran realizadas a imitación de las formas góticas, y que actualmente forman parte de la estampa de Madrid. En los laterales podemos observar los arbotantes y contrafuertes rematados con pináculos decorados con florones. Todo el conjunto está rematado por crestería que recorre la estructura del edificio, rematando la fachada y gran parte de los laterales.
La portada es obra de Ponciano Ponzano, el autor del tímpano de las Cortes, ejecutado según modelos góticos del siglo XIX. Delante hay una interesante reja fundida en París. La portada, cubierta por un atrio, está formada por un gran arco campanel, rematado en la parte superior por el Calvario. A los lados escudos de la Casa Real Española. En el centro hay un gran relieve de la Natividad o Nacimiento de la Virgen. En las jambas, cobijadas por doseletes, hay esculturas de San Fernando y San Francisco de Asís en un lado y Santa Isabel de Hungría y San Jerónimo en el otro.
portada de la fachada con el atrio donde comienza la escalinata
El bajorrelieve de la portada, obra de Ponciano Ponzano
Interior del templo
interior del templo
La iglesia está constituida por una sola nave, con crucero, ábside y coro alto a los pies. Todo el edificio se cubre por medio de una bóveda gótica de crucería, formada por terceletes. Esto es lo único de la fábrica gótica que queda en la actualidad. Los triforios o tribunas que recorren la parte superior de las capillas, son el fruto de la restauración del siglo XIX, realizada por Enrique María de Repullés. Las capillas son cinco a cada lado.
En el interior hay que destacar la gran nave de la iglesia, con capillas a los lados y tribunas sobre las mismas.
bóveda con nervaturas góticas
vista desde el presbiterio hacia el coro
La capilla mayor está ocupada por un gran retablo realizado en el siglo XIX por José Mendes, mandado hacer por Francisco de Asís Borbón. Es de estilo romántico, aunque imitando modelos góticos. En la calle central, de las tres que tiene el retablo, se halla el titular, San Jerónimo, sentado sobre su león emblemático. Sobre él se encuentra la Inmaculada, siguiendo la tipología apocalíptica, y como remate está el grupo de la Santísima Trinidad. En las calles laterales se encuentran en el primer piso, las Santas Paula y Eustoquia, compañeras de San Jerónimo. En el segundo cuerpo están San Isidro, como Patrón de Madrid, y San Agustín, cuya regla siguieron los jerónimos. Por último, en el cuerpo final, están San Dámaso papa, considerado como madrileño, y Santiago el Mayor como peregrino, patrón de España. En la parte superior del retablo hay una vidriera con la Coronación de la Virgen, realizada, como las demás que hay en el ábside, crucero y zona del Evangelio, por Jean B. Anglade, ejecutadas en París en 1881. En las ventanas laterales hay vidrieras con escudos reales. A los lados del retablo hay dos esculturas cobijadas por doseletes, de los Sagrados Corazones de Jesús y María, obras de principios del siglo XX, de talleres catalanes.
retablo: Tablas del retablo pintadas por José Méndez, inspiradas en viejos retablos del siglo XIX
El Santo Cristo de las Penas y Buena Muerte, es una soberbia talla de Juan Pascual de Mena, del siglo XVIII, procedente de derribado templo de Santa Cruz (del que hablaremos en breve en otro artículo).
Cristo de la buena muerte, obra de Juan Pascual de Mena. Talla que se va a restaurar en breve
talla del Cristo de la buena muerte, obra de Juan Pascual de Mena
Una imagen de San José, me llamó la atención. Yo enseguida dí por sentado que su autoría sería de Luis Salvador Carmona, así que me presenté en el templo y hablé con el párroco. Me contó que se había restaurado recientemente y que los especialistas del taller, veían muy posible la autoría de Carmona, con un porcentaje bastante alto, pero que no tenía firma. Yo estoy seguro que la talla es de Carmona, y así lo expongo, bajo mi responsabilidad, claro.
imagen de San José, probablemente obra de Luis Salvador Carmona
En el hastial del lado del Evangelio, nos encontramos con un gigantesco cuadro del siglo XIX, con la Última Comunión de San Jerónimo, pintado por Rafaél Tejeo, por encargo del rey consorte, Francisco de Asís, destinado para servir como altar mayor. Está inspirado por el cuadro del mismo tema, pintado por el Domenichino, en el XVII, ahora en los MuseosVaticanos, pero en un principio para la Basílica de San Pedro.
Posiblemente, sea el mayor lienzo de todos los templos en toda la comunidad de Madrid, "la última comunión de San Jerónimo", tiene nueve metros por cuatro. En esta foto podemos ver al fondo, el Cristo de la buena muerte.
Lienzo de la última comunión de San Jerónimo
Barandal del coro, posiblemente sea todavía el original gótico
vista del presbiterio y el ábside
bonitos relieves góticos en las puertas
púlpito del templo, del siglo XIX
La primera capilla del lado de la epístola a los pies de la iglesia, es la del Duque de la Torre. Se denomina así por encontrarse allí su cenotafio, obra de Mariano Benlliure. Actualmente es la capilla de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, aunque esta Cofradía es conocida popularmente como "Los Gitanos". Esta cofradía es filial de la que existe en Sevilla con los mismos titulares y que fue fundada en 1753. La madrileña fue creada en 1995, aunque se constituyó como tal al año siguiente, siempre con el deseo de encuadrar en ella el colectivo gitano. En un principio se pensó su ubicación en la iglesia de San Martín, encontrando luego sede en el templo de los Jerónimos. Las esculturas que venera son copias de las existentes en Sevilla, realizadas por Ángel Rengel en 1998, actualmente sólo procesiona la imagen de Jesús de la Salud. Entre ambos titulares se encuentra la efigie del Niño Jesús con el hábito de la cofradía.
En la actualidad, por encontrarse en obras el templo, esta cofradía ha sido trasladada eventualmente a la iglesia del Carmen y San Luis Obispo, donde han sido llevadas las imágenes a un capilla de la iglesia.
Cristo crucificado en los pies de la nave, obra del siglo XIX
San Antonio de Padua, imagen que procede del convento del Prado y es una hermosa talla realizada en Madrid a finales del siglo XVIII, por un escultor seguidor de Juan Pascual de Mena.
vista nocturna de los Jerónimos
vista de día
capilla en el lado del Evangelio, con la pila bautismal
Antes y después
EDITO: Esta iglesia ha sido restaurada recientemente y se han cambiado el orden de algunos altares, por lo que actualizaré este artículo en breve con nuevas fotografías del templo