El convento de Nuestra Señora de la Concepción, de religiosas mercedarias descalzas, se conoce como el convento de Las Góngoras desde su fundación y se encuentra en el barrio de Chueca.
Fue Felipe IV el que quiso hacer un convento dedicado a la Inmaculada Concepción, para conmemorar el nacimiento de su hijo Carlos II y sabiendo que las mercedarias descalzas se encontraban sin casa por haberse inundado el beatario donde se ubicaban, decidió encomendarles el futuro convento de la Inmaculada Concepción de Mercedarias descalzas, que fue fundado el 21 de enero de 1663 por don Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla, Caballero de la Orden de Alcántara. Gobernador de la Real Hacienda y Contaduría Mayor, en representación del rey. Motivo por el que se conoce al convento como "Las Góngoras".
Juan de Góngora encargó las obras al arquitecto y fraile agustino, Manuel de San Juan Bautista y Villarreal en los terrenos de la casa de don Jerónimo de Atayda, marqués de Colares. Al cese y la posterior muerte de Juan de Góngora, se paralizaron las obras hasta que el Marqués de Quintana le sucedió, encargando la obra al arquitecto Manuel del Olmo, quien dotó al edificio del aspecto barroco del interior, levantando la cúpula y añadiendo elementos ornamentales de gran riqueza. En el siglo XIX, la plaza que daba al convento, donde se ofrecía una bella vista del edificio, fue destruida y se cambió la fachada por una neoclásica de Manuel de la Ballina en 1785.
Interior del templo
La iglesia ha llegado a nosotros en un perfecto estado de conservación. En el interior podemos observar el bellísimo retablo del altar mayor, obra de Diego Martínez de Arce, con cuatro grandes columnas jónicas con capiteles dorados y rematado por un frontón partido. Es de madera policromada imitando mármoles de colores y se adapta perfectamente con el presbiterio. En el centro se halla una hornacina donde se ubica una escultura de la Inmaculada Concepción, que algunos dudan de la autoría de Juan Pascual de Mena por tratarse de una policromía distinta y atribuyéndolo al antiguo retablo desaparecido y a otro autor distinto. Por la parte inferior un nicho donde se aloja el tabernáculo, un templete con cúpula y ocho columnillas compuestas.
Retablo barroco, obra de Diego Martínez de Arce
En el retablo se encuentran tres esculturas, obras de Juan Pascual de Mena. Son las imágenes de Santa María de Cervelló y Beata Mariana de Jesús, dos mercedarias. En el centro del retablo, en una hornacina, la imagen de la Inmaculada, también obra de Mena, tallada en madera policromada (aunque ya hemos comentado que muchos dudan de esta autoría). El ático está coronado con El Padre Eterno rodeado por ángeles y es la figura más dinámica de todo el conjunto.
Retablo con la imagen de la Inmaculada en el centro en una hornacina y las mercedarias Santa María de Cervelló y Beata Mariana de Jesús, obras de Juan Pascual de Mena
Las pechinas están pintadas por Andrés Fernández y Baltasar de Castejón en 1688. Las pinturas murales que se encuentran en la bóveda del presbiterio y en los lunetos, encima del retablo, son obra de A.J. Garrido en 1911. Destacar un cuadro de Pedro Anastasio Bocanegra, que representa San Pedro Mártir de Verona y Santa Catalina de Siena.
Interior de la cúpula, obra de Manuel del Olmo
Pechinas con el escudo de Carlos II, pintadas por Andrés Fernández y Baltasar de Castejón. Las pinturas murales de la bóveda encima del presbiterio son de J.A. Garrido
Lienzo que representa a San Pedro Mártir de Verona y Santa Catalina de Siena, obra de Pedro Anastasio Bocanegra, en uno de los retablos de la nave
Para terminar, diremos que algún inepto en 1961, puso de nombre a la calle donde se encuentra el convento, "Luis de Góngora", el dramaturgo español, que nada tiene que ver con el que fuera Consejero de la Cámara del rey Felipe IV, Juan de Góngora, y que como hemos dicho, es de donde viene el sobrenombre con el que se conoce al convento.