viernes, 2 de julio de 2010

Torre de Madrid



La Torre de Madrid se encuentra en la plaza de España y fue proyectada en 1954 e inaugurada en el 57, fue realizada también por los hermanos Otamendi y poseía a su vez diversas funciones: hoteleras, administrativas, comerciales, así como en las recreativas incluye un pequeño teatro, que fue después teatro Valle Inclán, después cine Torre de Madrid y luego pasaría a ser local discotequero, albergando varios nombres que hizo famosas las noches de Madrid. Su lenguaje, desvinculado del anterior Edificio España, pretende reflejar la nueva situación de despegue económico al asociarse, al menos aparentemente, con los modelos funcionales coetáneos en Europa, reduciendo su composición al esqueleto estructural, sin adornos decorativos accesorios, salvo los balconcillos que crean un ritmo ascendente, reforzándose con las molduras que lo recorren de arriba abajo.









Se realizó íntegramente en hormigón, llegando a ser en este material la más alta del mundo en su día. Utilizó además, los ascensores más rápidos en aquellos años con una velocidad de tres metros y medio por segundo, y acondicionado integral, hecho que constituyó una primicia en España.

La Torre de Madrid mide 142 metros del altura y hoy día alberga apartamentos de viviendas y oficinas.



















Fuente: Madrid, Espasa-Calpe
Fotografías: Como siempre, de Bélok, viendomadrid.com

Edificio España



El edificio España se encuentra situado en la Plaza de España y empezó su construcción en marzo de 1948 por parte de la Compañía Inmobiliaria Metropolitana, que casi al mismo tiempo construía otro edificio en la Gran Vía, el edificio Lope de Vega. Tiene 117 metros de altura y presenta una silueta escalonada en cuatro alturas. Este edificio albergó además del hotel Crowne Plaza, apartamentos, viviendas (un amigo mío vivía allí) y oficinas, además de una famosa discoteca con piscina en sus terrazas más altas. Hoy en día, el edificio permanece vacío en su interior, después de su descombrado y vaciado, a la espera de un nuevo hotel que todavía no sabemos el nombre que llevará, y de apartamentos de lujo que muy pocos podrán pagar. Además contará con un centro comercial en sus bajos.








Edificio símbolo, edificio resumen del significado de la época autárquica, y no por tanto, como se cree, por su lenguaje nacional-herreriano en sus remates de pirámides con bolas, en su neoclásico alternar el ladrillo y la piedra caliza de Colmenar, en su tratamiento de una seudofachada barroca madrileña, todo ello combinado con decoraciones en el interior de un claro sabor clásico-fascista: grecas en dorado, mármoles rojos y grises veteados, acanaladuras de fustes dóricos y gran relieve en el buró de entrada de nítido corte "natural-alegórico", ni tampoco por su gigantismo, a todas luces desproporcionado con el material constructivo empleado. Sino que más bien, este carácter simbólico de la autarquía, analizado en profundidad como señala Terán, surge de sus propias contradicciones internas al emblematizar el pacto con el capital privado que el falangista Bizador tuvo que realizar para poder llevar a cabo su política de planeamiento urbano a finales de los años cuarenta. Sólo sobre esta construcción puede analizarse la propia utilización propagandística realizada por el régimen "El edificio más alto de la Nación y de Europa" titulaban los periódicos en el momento histórico del boicot internacional.


Pijama con el que ha estado cubierto hasta hace un mes. Los andamiajes estaba previsto quitarlos en el primer semestre del 2010 para su inauguración. Sin embargo una vez retirada la malla que cubría la fachada y todos los andamios, las obras continúan sin empezar. Solo se ha limpiando la fachada, pero habrá que seguir esperando para ver este gigante en su esplendor, aunque mientras, es un edificio fantasma y abandonado.






Fue concebido por los hermanos Julián y Jose María Otamendi Machimbarrena, siguiendo modos americanos como pequeña ciudadela, donde se realizaran diversas funciones, sin necesidad de salir de ella: comerciales, administrativas, rentista, recreativas y hoteleras. Estas funciones estarían interconectadas entre sí por medio de multitud de pasillos, además de por 32 ascensores; y con la ciudad, por medio de diversas puertas de acceso, así como por el metro y suburbano sin necesidad de salir a la calle. Disponiendo de suministro de agua en caso de emergencia, con 400 toneladas en lo alto del edificio, y de energía propia con una central de dos grupos electrógenos, 96 motores y un tanque de carburante líquido. Todo ello hizo elevar el coste de construcción a un volumen de doscientos millones de las antiguas pesetas, en la época de las grandes restricciones económicas.

fachada a la plaza de España, con 105 metros de longitud y de estilo neobarroca








La rentabilidad de esta operación fue segura, ya que durante el segundo semestre de 1951, la Compañía había aumentado su capital social en proporciones crecidas, ofreciendo a sus accionistas en suscripción 48 millones de pesetas, emitiendo 96.000 acciones de 500 pesetas a un interés fijo del 5% mientras se terminara el edificio. La compañía siguió en alza, y coincidiendo con la época señalada por Tamames como de recuperación económica y amortiguamiento de las tendencias autárquicas, llevará a cabo su segunda obra en la plaza, la Torre de Madrid.

Otras vistas del Edificio España




















Fuente: Madrid, Espasa-Calpe
Fotografías: Como siempre, fotografías de Bélok, viendomadrid.com

domingo, 27 de junio de 2010

Plaza de España



La plaza de España se proyectó en diciembre de 1911, pero vamos a trasladarnos unos cuantos siglos antes, cuando el terreno que ocupa nuestra plaza, era un campo de cultivo al que atravesaba un arroyo, que más tarde se llamaría de Leganitos y en cuya pradera se perdían las parejas para amarse en las oscuras noches de verano.


El solar de la plaza de España en el siglo XVII, según el plano de Teixeira, ya está incluido en la cerca levantada por Felipe II. Podemos ver el antiguo puente de Leganitos.




El terreno se encuentra entre las dos colinas más altas de Madrid, la del Alcázar y la del Príncipe Pío, que contribuyen a darle un cierto aspecto de gran mirador, que aún hoy conserva. Por eso quizás este sitio era perfecto estratégicamente, ya que cuando se comenzaron los inicios de las obras de sustentación del monumento a Cervantes, se encontraron algunos restos arqueológicos romanos.

Leganitos, viene del árabe y significa huerta, y efectivamente huertas hubo allí. El arroyo nacía de la antigua fuente de los Caños que, en el siglo XVII, se llamará de Leganitos, situada a la altura de la calle del mismo nombre, en nuestra plaza. Inmediato a su nacimiento atravesaba un puente con el mismo nombre y discurrían entre huertas, las de Leganitos y las Minillas. En 1769, desapareció el puente y se tiraron las tapias que limitaban el entorno, convirtiéndose toda la zona en la plazuela de Leganitos.

Carlos III compró los terrenos al duque de Osuna y a Isabel María Pío de Saboya, herederos de la casi totalidad de los terrenos que desde el siglo XVII pertenecieron a grandes familias, para construir el convento de Gilitos, para los frailes de San Gil que estaban en Madrid.
El proyecto fue de Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, que había sustituido a su tío en el cargo de arquitecto mayor de la Corte. El convento estaría advocado a San Pedro de Alcántara, pero los frailes no llegarían nunca a habitar el edificio y José Bonaparte ordenó que se destinara el convento a cuartel, dedicado primeramente a guardia de las Corps. Demolidas las cuadras de las Reales Caballerizas durante la dominación, se dispuso en 1819 que se alojaran éstas en la parte del cuartel de San Gil. Realizado el acondicionamiento, su destino como cuartel de Caballería durará hasta la mitad del siglo, habilitándose a su vez, una parte del edificio como alojamiento para particulares, dependientes de la Real Cabelleriza, que hasta el 1835 disfrutaron de habitaciones gratuitamente.

En el siglo XIX, la imponente presencia del cuartel de San Gil, tal y como puede apreciarse en la maqueta de León Gil de Palacio




La antigua fuente de Leganitos fue renovada, en hierro fundido, con caños para aguadores y doble pilón para abrevadero.

Fuente de Leganitos y detrás parte del cuartel de San Gil, en una fotografía poco antes de demolerlos


Por fin, en 1860, se había aprobado el Ensanche de Castro. Con este motivo, se aprobó, en el mismo año, la alineación de nuestro sector, y dos años más tarde un proyecto que, si bien se arrinconará de momento..., tendrá un éxito en el futuro: la conexión de la plaza de San Marcial con la calle de Preciados, por medio de una gran vía. He aquí el nacimiento de nuestra Gran Vía madrileña.

Dejaremos para otros artículos todos los acontecimientos políticos y militares que sucedieron en el cuartel de San Gil y nos dedicaremos a lo que nos trae en este artículo, la futura plaza de España.

En 1896 se promulga la Ley del Suelo, cuyo primer artículo permitía al Ministerio de la Guerra la demolición del cuartel de San Gil y la venta de su solar, que pensaban dividirlo en manzanas. Sin embargo, la falta de locales adecuados para albergar a las tropas impidió que se llevara a cabo la Ley, aprobada por Real Decreto en 1903. Por fin, se comienza a derribar en 1908.

Pero veamos que más había aparecido en estos años por nuestra futura plaza: Enfrente del cuartel, existía un café-teatro, llamado de San Marcial, cuya popularidad mayor fue debida a una canción de la zarzuela La Diva, en el que aparecía el nombre de aquel establecimiento.
La Royal Compagnie Asturienne de Minnes, de nacionalidad belga, construía en los terrenos de la manzana 552 un edificio de gusto ecléctico. Esta entidad fue creada en 1853 a expensas de la anterior Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón que, desde 1833, explotaba los yacimientos de hulla próximos a Avilés. El magnífico edificio ha llegado hasta nosotros en perfecto estado y sigue estando en pie y formando parte del actual perfil de la plaza. Hablaremos sobre este edificio en un próximo artículo.





Contiguo a este edificio, estuvo entre 1893 y 1898, el que había sido teatro Maravillas, en Fuencarral, y más tarde Tívoli en Felipe IV. Durante su postrera y breve permanencia en la plaza de San Marcial, apenas si funcionó como teatro, y parecía más bien almacenado allí al ser de madera. Coincidiendo con el derribo del cuartel de San Gil, un empresario teatral, Manuel Salvi, apostando por la mejora y embellecimiento de la zona, levantó en el lugar del teatro de madera, un local de espectáculos que recibió consecutivamente los nombres de Salón, Teatro Regio y Teatro A.B.C. Primero estuvo dedicado al teatro, después al vodevil del gusto belle époque, luego fue sala de proyecciones cinematográficas y al final pasó a ser una cochera.
Una vez concluido el derribo del cuartel un año después, varios concejales pedían que el espacio resultante no se destinara a manzanas de casas, sino que fuera ampliación de la plaza de San Marcial. Entre tanto, el arquitecto municipal Jesús Carrasco presentaba un anteproyecto que consistía en un núcleo político, al concentrar en ella edificios oficiales y de servicios, un gran hotel y una gran estación del metropolitano del Norte. También partirían, de un lado la avenida Reina Victoria y en otro lado la Gran Vía, aprobada ya entonces. En medio de la plaza iría el monumento a Cervantes, un templete para Banda Municipal, un gran auditorio, un palacio del Ayuntamiento para servicios municipales del distrito y un gran salón de fiesta y exposiciones que pudiera servir también para reuniones públicas de todas clases y tendencias. Este proyecto se llamaba "Proyecto de la Plaza de España" y fue aprobado en diciembre de 1911, incluyendo además el nuevo Ministerio de Marina.






Pero la plaza permaneció sin ordenar por varios años todavía, hasta que el Estado se decidió a ceder su propiedad al Ayuntamiento. Mientras tanto, aquel descampado se utilizó algún que otro año, para situar en él la verbena de Santiago, que anteriormente se celebraba en la plaza de Oriente y fue escenario de enfrentamientos entre los guardias municipales y de Orden Público contra los vendedores ambulantes que querían situar sus tenderetes.

Se construyó en estos años de espera, la modernista y original casa esquina a Ferraz, cuyo solar había sido propiedad de los marqueses de Albaida. Este terreno era justamente el que estaba pensado para el Gran Hotel que nunca llegó a levantar. Enfrente, al otro lado de Bailén, se construyó la iglesia de Santa Teresa y San José.


Preciosa fotografía de la plaza de España antes de inaugurarse el monumento a Cervantes. Podemos observar el Cuartel de la Montaña, las Reales Caballerizas donde más tarde estarán los jardines de Sabatini.
Aquí todavía ni existían los rascacielos, ni siquiera la Gran Vía.




vistas de la plaza de España




La plaza de España jugaría un papel importante como escenario de los enfrentamientos entre los dos bandos, disparándose los cañonazos desde la plaza de España y el cuartel de la Montaña. Acabada la guerra, nuestra plaza tuvo nuevas reordenaciones a lo largo de los años, entre derribos y reformas de calles y edificios.





En marzo de 1948 comienza la construcción del edificio que marcaría el futuro perfil de la plaza de España, el edificio España. Unos años más tarde, en 1954, se proyecta la Torre de Madrid. Se fueron construyendo otros edificios y en 1969 se realizan las reformas de las fuentes y jardines y se plantaron olivos sobre caminos de piedra blanca que creaban un efecto espantoso. También se construyó un gran aparcamiento subterráneo y dos scaléctric que salvaron los fuertes desniveles en su lado oeste.

vista de la plaza a finales de los 60, después de la reforma de los jardines y las fuentes




En futuros artículos, nos dedicaremos a los edificios que se encuentran en la plaza. La Real Compañía Asturiana de Minas, la casa Gallardo, la Torre de Madrid, el Edificio España, etc.

La Plaza de España juega hoy un papel importante en el horizonte de Madrid, pero hay algo que se me escapa y no se que puede ser. A pesar de ser muy cosmopolitan a la altura de Gran Vía, con sus poderosos rascacielos, fuentes y monumentos, ir y venir de gentes, una vez que paseas de noche del monumento a Cervantes hacia Bailén, es como si de repente estuvieras en un barrio de tercera. El paraje es sombrío, solitario y hasta parece peligroso al paseante. No se como explicarlo, pero nunca me gustó esa parte de la plaza. Sin embargo de día, es un sitio magnífico para admirar las vistas del palacio real (si los árboles no te lo impiden), un lugar al que no puede faltar ningún turista que se precie y hacerse unas fotos al lado del Quijote. Pero sigo pensando que a esa parte de la plaza le falta algo, o quizás yo, como el hidalgo, veo monstruos donde no los hay?.














sábado, 26 de junio de 2010

Calle de la Madera: Alta y baja



La calle de la Madera, se divide en dos tramos con distinta denominación: Madera Baja, que es el trozo de calle entre la plaza de la Luna (Santa María Soledad Torres Acosta), y la calle del Pez, y de la Madera Alta, que transcurre entre la calle del Pez y la calle del Espíritu Santo. Esta calle ya estaba perfectamente urbanizada en el plano de Texeira en el siglo XVII y en ella se han sucedido infinidad de hechos que hacen de una calle estrecha y pequeña, una gran calle cargada de historia.

Ya desde antes de ser urbanizada, allá por 1580, existían grandes depósitos de madera que provenían de distintos lugares, nacionales y extranjeras (de Indias) para las construcciones de los edificios de Madrid. Estos depósitos o almacenes de madera, perduraron durante mucho tiempo, y fueron proliferando otros corrales donde se almacenaba toda la madera traída de Valsain para la misma función.

En esta calle existió la casa de Jerónimo de Villanueva, por donde pasaban toda clase de hombres importantes de la Villa, incluido el Conde Duque de Olivares y hasta el mismísimo rey Felipe IV, momentos en que se vivieron los famosos episodios del convento de San Plácido, el cual unía un pasadizo con esta casa. Pero toda esa leyenda podéis leerla en este otro artículo: Las monjas poseídas por el diablo.

fachada del convento de San Plácido en la esquina de la calle Madera y calle del Pez




En el solar que dejara esta casa, se construyó el teatro Calderón de la Barca, lugar donde ocurrieron los hechos de aquel famoso día de diciembre de 1870, al ser estrenado una obra sátira de José Navarro Gonzalvo, titulado Macarronini I, obra que ridiculizaba al rey Amadeo I. Dos días después del estreno, en plena representación, irrumpieron en la sala y en el escenario los componentes de la Partida monárquica de "La Porra", que estaba capitaneada por Felipe Ducazcal y se armó la gresca padre.
Este teatro duró muy poco y en 1887 se convirtió en una capilla evangélica, para pasar en breve a ser la redacción e imprenta del diario republicano progresista El País. En 1921, una vez que se dejó de publicar este diario, estuvo otro diario, La Libertad, de liberalismo muy de izquierda, y de nuevo una vez desaparecido este, ocupó el inmueble el diario Informaciones. Después el edificio estuvo abandonado durante años y tras ser noticia por un famoso episodio de okupas, se construyó el Instituto para la diversificación y ahorro de la energía (IDAE).





En la esquina con la calle del Pez, se alzó el palacio de la condesa de Bornos, conocido también como palacio del marqués de Escalona y Bornos. Este palacio que anteriormente era del marqués de Bélgida, fue totalmente reconstruido en 1860 por Wenceslao Graviña. Decir como anécdota, que Los Bornos fueron dueños durante muchos años, de la inmensa y célebre pradera de San Isidro.

palacio de Bornos


fachada y escudo del antiguo palacio de Bornos hoy convertido en viviendas en la calle del Pez




Por la calle Madera, bajaba Camilo José Cela al encuentro de Tosía Vargas, su novia, que venía por la misma calle en sentido contrario, vio con sus propios ojos el escritor como un obús cayó encima de ella destrozándola. El cuenta en sus memorias que se guardó un ojo de recuerdo y que lo tenía en formol.





En esta calle también tuvo su sede durante algún tiempo el Círculo de Bellas Artes, el Hospital de mujeres incurables, la propaganda del movimiento comunista de España y el Círculo Carlista, que frecuentaban Valle Inclán y Vazquez de Mella.

colorido de las casas en la Madera Baja




También vivieron algunos personajes en ella, como es el caso del edificio del antiguo número 26 de la calle, propiedad de Francisco de Quevedo y el antiguo 18, casa donde vivió Luigi Boccherini, el compositor italiano afincado en Madrid.


Casa donde vivió Luidi Boccherini