viernes, 5 de marzo de 2010

El huerto de las monjas



Escondido a las miradas de los transeúntes, se encuentra en pleno corazón de los Austrias, un pequeño jardín que antaño fuera el huerto del convento del Santísimo Sacramento, donde las religiosas Bernardas, plantaban sus verduras y hortalizas. Con algunos árboles frutales y plantas, una fuente del siglo XVIII realizada en París con querubines de bronce y su chorro de agua, y un pequeño mirador donde contemplar la cúpula de San Andrés. Es increíble que exista este remanso de paz y sosiego en el centro de Madrid, donde poder evocar otros tiempos, cuando el jardín era un huerto rodeado de los altos muros del convento.





Para saber más sobre la bonita fuente de bronce que decora el huerto de las monjas, os aconsejo que hagáis una visita al blog de Mercedes Gómez "Arte de Madrid", en el post que publicó al respecto:
Del jardin de Montellano, al Huerto de las monjas












domingo, 28 de febrero de 2010

Iglesia de San Marcos



La iglesia de San Marcos es un edificio concluido por Ventura Rodríguez en 1753 y es una de las mejores obras realizadas en su vida y una de las más bellas iglesias de Madrid. La iglesia debe su nombre a la victoria de la batalla de Almansa por Felipe V en el día de San Marcos de 1707, donde las tropas borbónicas resultaron vencedoras sobre las austriacas durante la guerra de sucesión española, siendo como resultado la subida al trono de los borbones. Según otros cronistas de Madrid, el nombre no tiene nada que ver con este hecho, ya que existía la ermita dedicada a San Marcos mucho antes.
En un principio existía una ermita dedicada a San Marcos, motivo por el que la calle donde se ubica se llamó de San Marcos, pasando a llamarse San Leonardo cuando se dedicó a un oratorio que también existió dedicado al santo, y que se empezó a construir bajo las trazas de Pedro de Ribera y Churriguera. Dicho oratorio permaneció en pie desde 1632, y existió hasta que fue derribada para construir el actual edificio que pasó a ser filial del convento benedictino de San Martín. En 1820 se convirtió en parroquia independizándose de San Martín.
San Marcos es una de las pocas iglesias que no sufrió ningún tipo de saqueos ni incendio durante la guerra en 1936. El templo sufrió un incendio en 1925 y fue reformada por Francisco García Nava, siendo declarada Monumento Nacional en 1944.

Su portada es muy sencilla, pero con unas líneas muy definidas y muy distintas a las construcciones españolas de la época, en donde el arquitecto empieza a mezclar el barroco con las líneas rectas y nos invita a experimentar con una mezcla de naves entrelazadas geométricamente y con una compleja distribución interna.
Consta la fachada de un cuerpo flanqueada por dos pilastras y rematada por un frontón semicircular con una gran ménsula en el centro. En la parte superior un frontón triangular en ladrillo culmina con una cruz de piedra.

fachada neoclásica de la iglesia


portada en la fachada


Detrás de esa portada, nos encontramos con un interior de unas grandiosas proporciones en una planta con tres elipses, siendo mayor la del centro, correspondiente a la cúpula, y las dos menores son la nave y el presbiterio. Aparte, existen dos pequeñas elipses más, el atrio y un pequeño camarín detrás del presbiterio, lo que la convierte en un edificio con un total de cinco elipses. Espacios disimétricos y bóvedas elípticas, que le dan una preciosa perspectiva visual, todo ello dentro de un estilo con una clara transición entre el barroco y el neoclásico.

interior de la iglesia


vista del coro, con el órgano


lado de la Epístola


lado del Evangelio


Es poco común este tipo de arquitectura en los edificios madrileños, pero sin embargo, era muy común en las construcciones barrocas italianas, sacando una gran perspectiva de unas proporciones estrechas y pequeñas. Todas las pilastras acaban rematadas en capiteles de orden compuesto, con una cabeza de león, alusivo a San Marcos, al cual está dedicado nuestro templo.



El presbiterio está cubierto por bóveda de medio cañón, en el centro una cúpula elíptica, apoyada sobre pechinas y con linterna. En la nave otra bóveda de medio cañón con lunetos a los lados.



En las pechinas se encuentras pintados los cuatro doctores marianos: Anselmo de Canterbury, Ruperto Abad, Ildefonso de Toledo y Bernardo de Claraval. Son del siglo XVIII y pintadas por Luis González Velázquez, mezclando la pintura con la escultura, ya que las alas de los ángeles y otros elementos se encuentran resaltadas en escayola.
La cúpula contiene cuatro gajos pintados por el mismo autor, representando escenas del titular del templo. Es curioso ver la perspectiva de la cúpula elíptica encajada en medio de las tres elipses de la que se compone el interior del templo. Cuando se mira desde la nave, parece una cúpula redonda, mientras que si se mira justo debajo de ella, se ve perfectamente su forma ovalada. Veamos el efecto...

Vista según se entra hacia el altar mayor


vista justo debajo de la cúpula, mirad como cambia el efecto desde esta vista y la anterior


El retablo fue realizado en el siglo XVIII, aunque reformado después del incendio que sufrió en 1925. Está constituido por un gran tabernáculo, con columnas a los lados. En el centro cobijado en una hornacina, se encuentra la escultura de San Marcos apoyado sobre su emblemático león para escribir el segundo Evangelio. Esta escultura es obra de Juan Pascual de Mena. A los lados del retablo se encuentran dos esculturas que representan a dos ángeles de estuco, obra del mismo autor. En la parte superior del retablo, hay un frontón curvo partido, que encuadra un óculo en el centro, con una vidriera del Espíritu Santo. Se encuentran también unos ángeles sedentes, obra de Felipe de Castro. Aparte por el retablo y el resto de la iglesia, existen otras cabezas de querubines, ejecutadas por Roberto Michel.

Retablo mayor. La escultura de San Marcos es obra de Juan Pascual de Mena. Los ángeles de pie, son del mismo autor, y las cabezas de querubines, obra de Roberto Michel.



Vista del retablo desde la nave


Retablo con un Cristo crucificado, realizado a mediados del siglo XIX, como fondo tiene unas pinturas de la Dolorosa y San Juan.



Retablo de Santa Escolástica, hermana de San Benito, con dos columnas de madera imitando mármol, que cobija la escultura de la titular, de Juan Pascual de Mena en el siglo XVIII y el retablo se remata por un ático donde se encuentra un lienzo de San Benito confesando a su hermana, obra de Luis González Velázquez. A los lados hay dos esculturas de San Miguel (talla moderna de los talleres austriacos) y de San Ramón Nonato (pieza del XIX). La pequeña escultura de San Miguel, sustituye a la desaparecida del siglo XVIII.



Retablo hornacina con la escultura de San Blas, obra del siglo XVIII de los talleres madrileños. Sobre ella, pintura de San Lucas, que junto a otras tres en los restantes machones, completa a los Cuatro Evangelistas que fueron pintados en el siglo XVIII. Son anónimos y seguramente pintados por algún seguidor de los González Velázquez.



Retablo de la Virgen de la Soledad, escultura de gran tamaño atribuido a Juan Pascual de Mena. Se cobija en un retablo de madera imitando mármol, obra del siglo XVIII, decorado con ángeles realizados por Roberto Michel. En el Sagrario se encuentra la pintura de "La Santa Faz", aunque en Madrid es conocida como "La Cara de Dios". Esta pintura imita la Santa Faz de la catedral de Jaén.



Hornacina que cobija una escultura de la Virgen con el Niño, pieza del siglo XVIII, donada por la reina María Cristina. Existía la costumbre en Madrid, de la "Sabatina", que consistía en que todos los sábados, la Congregación de esta Virgen, le cantaba la Salve a la Virgen. En la parte superior, el lienzo con San Marcos, obra del siglo XVIII.



Altar hornacina de San José, otra gran obra de calidad, atribuible a Juan Pascual de Mena. En la parte superior el lienzo con San Juan Evangelista.



Retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, según nos decía Tormo, la imagen más antigua que se conservaba en Madrid dedicada a este titular. Construido en madera imitando mármol, como el anterior que comentamos de la Soledad, tuvo que ser restaurado completamente después del incendio. La reconstrucción total es obra de Francisco Font, aunque la forma en cruz del altar, nos indica claramente, que aquí se encontraba alguna escultura de un crucificado. A los lados dos esculturas dedicadas a Santa Dorotea y a la Inmaculada Concepción, obras del siglo XIX.





Altar-hornacina dedicado a San Antonio de Padua, probablemente también de Juan Pascual de Mena, obra del siglo XVIII. En la parte superior el último de los lienzos de los machones, el de San Mateo.



Retablo de San Benito Abad. Tal vez sea la escultura más bonita de las que hay en el templo de Juan Pascual de Mena. Se cobija en un retablo del siglo XVIII y en su parte superior un lienzo de Luis González Velázquez que representa la Visión de la Trinidad por parte de San Benito. A los lados, sendas esculturas de Santa Lucía y San Roque, ambas anónimas del XVIII.







En la iglesia estuvieron enterrados, Ventura Rodríguez y su esposa hasta que en el siglo XIX fueron trasladados a la capilla de los arquitectos en la iglesia de San Sebastian.


Placa en la puerta:



Esta iglesia se construyó sobre el solar largo, estrecho e irregular de la vieja ermita. El arquitecto Ventura Rodríguez ideó una original solución en planta, consistente en la yustaposición de cinco elipses desiguales que disminuyen de tamaño hacia la cabecera y hacia los pies, consiguiendo un espacio longitudinal, perfectamente trabado. La fachada se compone de un cuerpo central elevado, enmarcado por un orden gigante de pilastras en esquina, y rematado por un frontón triangular y dos alas cóncavas que se retiran de la alineación de la calle, creando un pequeño espacio de respeto frente al acceso. La cubrición del templo se realiza a base de bóveda de medio cañón. En el presbiterio, de cúpula elíptica sobre pechinas y con linterna en la elipse que hace las funciones de crucero de medio cañón con lunetos en la elíptica que forma la nave. En 1944 fue declarada bien de interés cultural.



viernes, 26 de febrero de 2010

Iglesia del convento de Mercedarias Descalzas de don Juan de Alarcón



El convento de Mercedarias de don Juan de Alarcón, realmente es el convento de Nuestra Señora de la Concepción, de Mercedarias Descalzas, aunque es conocido por el nombre del confesor y mecenas de la fundación, don Juan Pacheco de Alarcón. Por ser la última voluntad de su fundadora, doña María de Miranda, viuda de don Juan de Urrutia y Zúñiga, señor de Montalvo, cuando murió, dejó toda su fortuna al confesor para que llevase a cabo su deseo de fundar la Orden, cosa que hizo don Juan perfectamente, estando todas las religiosas alojadas en 1609 y el templo terminado en 1656.
No tenemos datos de quién construyó el edificio, pero sí que en 1671 reformó el interior, Gaspar de la Peña.




La fachada sigue el estilo de la Encarnación, con tres arcos de medio punto en la entrada, siendo el de en medio más alto, aunque a diferencia del granito que emplea la Encarnación, aquí es sustituido por la piedra y el ladrillo.

Fachada principal, con tres arcos de medio punto, en la calle de la Puebla






Sobre la puerta de la fachada lateral, una estatua de la Inmaculada en una hornacina, obra que data de mediados del siglo XVII, sin tener noticias de su creador.


Escultura de la Inamaculada en una hornacina en la portada lateral del templo, obra del siglo XVII



La iglesia es de planta de cruz latina, con cúpula sin tambor sobre el crucero.
Las pilastras, cornisas y entablamento, son muy simples, sin ningún tipo de ornamentación, dando un efecto de sobriedad barroca a todo el edificio.



Interior de la iglesia








Sobre la puerta de la Sacristía, existe un lienzo de la Sagrada Familia, obra del siglo XVIII.




Las pechinas son de José Jiménez Donoso, y representan a San Eutiquio, San Pedro Pascual, Santa Balbina y Santa Victoria.

cúpula sobre pechinas, pintadas por José Jiménez Donoso



El gran lienzo del altar mayor, es la joya del templo, y representa la Inmaculada Concepción, obra de Juan de Toledo. se completa con una Gloria en la parte superior con ángeles y la Santísima Trinidad. En las estilobatas, San Pedro Nolasco y San Antonio de Padua, obras también del mismo autor.







Apoteósis de la Inmaculada Concepción, obra de Juan de Toledo




En el lado de la Epístola también se encuentra el lienzo "Los sueños de San José", un valioso y bello cuadro atribuido a Juan Montero de Roxas según algunos, o a Juan de Toledo según otros.

Los sueños de San José, un lienzo atribuído a Montero de Roxas por unos y a Juan de Toledo por otros



Retablo en el lado de la Epístola del brazo del crucero con los Santos Mercedarios y en el ático un precioso lienzo de Santiago Matamoros, preciosa obra quizás de Palomino.

Retablo dedicado a santos mercedarios. En el centro la Virgen del Carmen quizás?
En el ático del retablo, lienzo que representa a Santiago Matamoros, posible autoría de Palomino








Retablo de la Beata Mariana de Jesús. En un arca de madera pintada, se encuentra el cuerpo incorrupto de la titular. Dicen que el día que se expone el cuerpo incorrupto, todos los 17 de abril, desprende un agradable olor a manzana.

Retablo de la Beata Mariana de Jesús
En la parte inferior se encuentra la urna con el cuerpo incorrupto de la titular





Habían dos obras maestras de Pedro de Mena, que se perdieron en la guerra, una Dolorosa y un Ecce-Homo.