El Palacio de Longoria, o Casa Longoria, es un palacete que se encuentra en el barrio de Chueca, en la calle de Fernando VI, esquina con la calle Pelayo. Es muy difícil pasar por este edificio y no recorrer la mirada por sus fachadas.
Fue José Grasés Riera el arquitecto que construyó el palacete en 1902, por encargo de un financiero que poseía una gran fortuna, Javier González Longoria. En 1912, el edificio fue comprado por la Compañía Dental Española, para residencia de su presidente por 500.000 pts y en 1946, los herederos lo vendieron a Construcciones civiles. En 1950, la Sociedad General de Autores de España (SGAE), compró el edificio por menos de cinco millones de pesetas.
Hay mucha gente que cuando ve el edificio, piensa que es de Gaudí, pero el arquitecto catalán no tiene ninguna construcción en nuestra ciudad. José Grasés Riera, también era catalán, y fue compañero de Gaudí, no discípulo, como muchos dicen, y además construyó este Palacio, mucho antes que Gaudí sus obras más famosas. Una vez que se trasladó a vivir a Madrid, trabajó para la alta sociedad madrileña, de la que formó parte, siendo un gran arquitecto de prestigio, que además trabajaba con total libertad en sus edificios y evolucionando con los gustos y las corrientes arquitectónicas del momento. Un buen número de edificios y monumentos han quedado en la capital, de la mano de este arquitecto. El Monumento de Alfonso XII en el Retiro, el edificio de la Equitativa (Sede del Banesto), el teatro Lírico, el monumento a Emilio Castelar, etc.
El Palacio de Longoria, es el mayor exponente del modernismo en Madrid, construido con una clara ornamentación barroca con influencias francesas. El edificio, que hace esquina, consta de dos cuerpos rectos, unidos en el centro, justo donde se forma esa esquina, por un torreón con forma circular que rompe las líneas rectas, dándole un gran prestigio visual.
torreón circular que rompe los dos cuerpos rectos de la estructura del palacio
Ornamentación barroca con influencias francesas en el torreón
balconada del torreón
Las fachadas dejan un pequeño paso de separación, hasta llegar a una valla, con verja de hierro forjado que lo separa de la calle, haciendo un efecto más volumétrico.
Las paredes, balcones y ventanas, están decoradas simétricamente, con esculturas y decoraciones vegetales.
La tercera planta, abuhardillada, contiene óculos ovalados con guirnaldas imitando medallones antiguos.
El interior es fantástico. Una entrada de carruajes se encuentra en el torreón que hace esquina, enlaza con un hall, donde comienza una maravillosa escalera que se abre en dos brazos, dentro de un cilindro enmarcado por una barandilla de hierro forjado y bronce, envuelta por una columnata que sostiene una cúpula de vidrieras de colores. Todo el espacio de la escalera es de hierro, bronce y mármol.
comienzo de la hermosísima escalera del edificio
vista de la escalera y la cúpula con vidrieras de cristal de colores
Tiene un patio-jardín en el interior, donde los balcones con galerías, tienen unas columnas con forma de palmera.
balcones en el patio-jardín interior,con las columnas con forma de palmera
Es una lástima que el edificio no se pueda visitar, ya que los detalles del interior, son igualables o incluso superiores a los del exterior, pero si hay algo que podamos agradecer a la SGAE, es el haber mantenido este maravilloso edificio en las condiciones con las que ha llegado hasta nuestros días. El edificio ha tenido varias reformas, dos de ellas siendo la SGAE dueña del inmueble. Esta sociedad ha declarado hace poco, que mudaban la sede al palacio del Infante en Boadilla del Monte (esta gente va de palacio en palacio) y sería un buen momento para que todos los madrileños y visitantes, pudieran contemplar este exponente modernista que tenemos en Madrid, sin que nos cobren un canon por hacerlo.
Como podéis imaginar, la visita al interior del edificio, ha sido imposible, y todos mis intentos, negativos y frustrados. Así que las fotos del interior que veremos, pertenecen al libro, Palacios de Madrid de Ramón Guerra de la Vega. Las exteriores, he intentado que sean lo mejor posible, pero es que el colorcito del edificio se las trae...
Este palacio hay gente que no le gusta nada y dice que parece de chocolate, pero el que sea admirador del modernismo y el buen gusto, seguro que sabrá apreciar la maravilla modernista que tenemos en nuestra ciudad.