La iglesia de San Ildefonso, se encuentra en la plaza del mismo nombre, al comienzo de la calle de Colón y a un lado de la calle Corredera Alta de San Pablo, en pleno barrio de Malasaña. Esta iglesia ha sufrido toda clase de penurias desde su construcción. Se construyó en 1629, como templo destinado a San Martín, filial al Convento Benedictino del mismo nombre en la Plaza de las Descalzas. En 1635, ya nos aparece como iglesia de las Capuchinas, aunque sigue perteneciendo a San Martín. Era un gran templo de tres naves, con planta basilical, que ocupaba todo lo que hoy es la plaza aneja. En 1809, llegó José Bonaparte y su afán de tirarlo todo, y derribó el templo para hacer una de sus ansiadas plazas. Por cierto, que algún día haremos un artículo sobre Pepe botella o el rey Plazuelas, porque a pesar de todo, José Bonaparte, fue un buen rey, además de ser muy culto e inteligente, pero Madrid estaba muy dolido con lo ocurrido en 1808, pero eso será en otra ocasión. Sigamos con el templo que nos ocupa.
En 1827, se volvió a levantar el templo, que es el que hoy conocemos, proyecto del arquitecto Antonio Cuervo, pero en 1832, nuestro templo sufrió un incendio que la dejó casi destruida por completo. Restaurada posteriormente, hubo que recortarle los pies, que fue donde sufrió más con el incendio, con lo que hubo que diseñar una nueva fachada. Aquí, desde luego que ahí se lucieron, porque la fachada del templo, no puede ser más normalita y feílla. Durante la guerra, convertida en un almacén de víveres, volvió a sufrir grandes destrozos e incendios, y no quedó apenas nada del proyecto original de Cuervo, pero muchas de las imágenes habían sido guardadas por algunos feligreses en sus casas y gracias a ello, se conservaron hasta nuestros días.
En 1952, se restauró y remodeló totalmente la iglesia, revistiendo las torres de losetas, y quitando el enfoscado de las fachadas.
El exterior consta de un cuerpo central, flanqueada por dos torres achatadas, rematadas con tejadillos con campanarios de balcones enrejados. En la mitad de la fachada, sobresale su único ornamento, un óculo con un octograma, que sirve de vidriera rosetón al templo. En la torre derecha, se encuentra un reloj.
reloj en la torre derecha de la fachada
Con planta de cruz griega, el interior de la iglesia, es bastante más interesante de lo que en un principio nos hace creer el exterior y enseguida nos damos cuenta que el itinerario habrá merecido la pena.
interior de la iglesia
vista del presbiterio y la bóveda del ábside
En el retablo, de estilo neoclásico, se encuentra enmarcado el relieve que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso, atribuido a Gaspar Becerra, del siglo XVII. De lejos queda hasta bonito, pero de cerca, a mí particularmente, no me gusta nada, y la restauración exagerada menos. Dicha restauración corrió a cargo de Mariano Bellver en 1861 y el dorado al maestro Isidro. A los lados en el presbiterio, dos tribunas estilo imperio.
retablo neoclásico con dos gigantescas columnas corintias que enmarcan el relieve atribuido quizás a Gaspar Becerra, que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso, restaurado por Mariano Bellver
En el lado de la Epístola, nos encontramos con dos esculturas de Francisco Vergara
el Mozo, una a los pies de la nave y otra al final. La del comienzo es de San Antonio de Padua y la del final, San José, que algunos cronistas no la atribuyen a Vergara y yo tampoco doy crédito a ese dato, sinceramente no me parece en absoluto de Vergara. Acostumbrados a verle con el niño en un brazo, aquí le vemos con el niño más crecidito y de la mano.
San Antonio de Padua, obra de Francisco Vergara "el Mozo"
escultura de San José, obra atribuida por algunos a Vergara "el Mozo"
Cerca de San Antonio de Padua, hay un cristo crucificado, talla del siglo XX, el Cristo de la Providencia. No veo la escultura equilibrada, no sé... le veo las piernas demasiado cortas.
El Cristo de la Providencia, talla del siglo XX
A mitad de la nave, en un retablo neoclásico, un altar cerrado con cristal, dedicado al Santísimo Cristo de la Misericordia, que comparte altar con la imagen de la Virgen de la Soledad. El Cristo, una impresionante y bellísima talla del siglo XVII, es anónimo, mientras que la imagen de la Virgen, es una talla más reciente, del XIX. Solo por ver la talla de este Cristo, la visita, habrá merecido la pena.
retablo neoclásico con el Santísimo Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Soledad
La preciosísima imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, talla del siglo XVII
La cúpula, como ya dijo Pedro de Répide, parece un cascarón colocado encima, a lo que yo añado que parece también, la tapa de un huevo kinder y creo recordar que alguna vez tuve una ensaladera igual, con ese mismo dibujo en el borde, y está sobre pechinas, pintadas con los cuatro evangelistas.
la sosísima cúpula y pechinas pintadas con los cuatro evangelistas
Una placa en la iglesia, nos recuerda que en este templo se casó Rosalía de Castro con Manuel Murguía en 1858.
San Ildefonso vista desde la plaza del mismo nombre
POR FAVOR, BASTA YA!