La Sacristía de los Caballeros se encuentra en el convento de las Comendadoras de Santiago, muy cerca de su
iglesia de Santiago el Mayor, siendo construida por necesidades propias a las ceremonias de la Orden de los Caballeros de Santiago. Se inicia en 1746, durando las obras hasta 1753, siendo el arquitecto encargado del proyecto, Francisco Moradillo, creando un magnífico ejemplo del barroco madrileño.
Por algún extraño motivo que no llegamos a conocer, la sacristía tenía una capa de pintura blanca en todas sus paredes, ocultando las auténticas policromías originales. Por si esto fuera poco, en 1914 a causa de la peste, se le dio una capa de cal a todos los paramentos y posteriormente, en otras cuatro reformas, se dieron otras cuatro capas de pintura. Tras la restauración realizada en la estancia, ha salido a la luz la auténtica decoración policromada de sus paredes en verde azulado, amarillo siena y rojo carmín, que representan los colores de la Orden de las Comendadoras de Santiago.
Veamos la sacristía con más detenimiento y llevemos nuestra mirada hacia la bóveda, donde creeremos estar debajo de la bóveda de una iglesia al ver una estructura con nervaduras que van desde la cornisa del entablamento hasta el centro del recinto donde se juega con las curvas y los espacios de forma semicirculares. Grandes arcos y semiesferas que repartidos con tanta maestría, nos hacen pensar cuando miramos de frente que estamos en una iglesia de planta basilical, en la que vemos de frente debajo de un gran arco el presbiterio coronado por una bóveda en el ábside donde el arquitecto juega con unos efectos espaciales y focales donde el efecto visual es de unos lunetos que no existen. Los detalles y las formas, unidos a la disposición de todo ello, dan como resultado que la sala parezca mucho más grande en proporciones de lo que es en realidad.
En el centro de la bóveda se encuentra una linterna que ilumina la estancia.
Aquí podemos ver un busto delante de una ventana
Aquí podemos observar algo verdaderamente curioso. Los muros están pintados de tal forma que parece que existieran ventanas con esculturas delante, pero son trampantojos que imitan ventanas con bustos y floreros como los que tienen las ventanas de verdad que tiene la sacristía, que realmente solo son tres, sin contar la del transparente. El efecto de parecer que estamos ante una bóveda con ventanas es increíble y no dejan de ser los muros macizos lo que tenemos ante nosotros.
trampantojos en los muros de la bóveda
detalle de una de las ventanas que tiene la sacristía
Los paramentos tienen pilastras corintias, arcos de medio punto cegados como si de capillas laterales se tratase, y diversas hornacinas ornamentadas que contienen las estatuas de 8 reyes de España, cinco austrias y tres borbones. Estas esculturas simulan estar hechas en bronce, pero en realidad son de yeso pintadas simulando bronce. Los nervios de la bóveda están sujetos por 12 columnas corintias. La decoración aparte de las estatuas de los reyes, se complementa con 7 enormes y magníficas cajoneras de madera amoldadas a la forma de las paredes, siendo algunas de ellas de forma cóncava para poder ajustarlas a las curvas de las paredes. Estas cajoneras que guardaban las ropas necesarias para las ceremonias de la Orden, son una auténtica obra maestra. En las paredes cuelgan cuadros de estilo flamenco, con escenas de la vida de la Virgen.
Presidiendo la sacristía, se encuentra el Transparente, una pequeña sala que se comunica con la sacristía con un arco de medio punto donde la luz de una ventana sirve para iluminar una escultura de Santiago Matamoros, realizada en 1917 por Francisco Font.
Escultura de Santiago Matamoros, obra de 1917 realizada por Francisco Font
En el centro de la sacristía adorna una mesa de estilo barroco.
El suelo de la sacristía imita el suelo original, del que se salvaron algunas baldosas que sirvieron para enlosar el suelo de la antesala a la sacristía y que en esta foto podemos ver al otro lado de la puerta.
Y hablando de puertas, diremos que la sacristía tiene cinco. La de entrada en arco de medio punto desde el interior y cuatro cuadradas con dintel. Por estas puertas se puede pasar al deambulatorio que bordea la sacristía. Una de ellas da a la Capilla de la Fuente de los Caballeros, llamada también Fuente de los Tritones, realizada en mármol rojo y negro. En esta Capilla es donde los Caballeros se lavaban antes de la ceremonia.
Capilla de la Fuente de los Caballeros o Fuente de los Tritones
Fuente de los Caballeros o Fuente de los Tritones
Entrada a la Sacristía de los Caballeros
Otra puerta lleva a la Capilla del Tránsito, desde donde se pasa al Locutorio, al patio de Moradillo, y a las capillas de las Flores y de las Niñas.
Ya que estamos hablando de puertas, no puedo dejar de recordaros que sigue el programa de "Abierto por obras", en la que los visitantes pueden visitar las obras de restauración de la iglesia y las estancias ya restauradas.
No quiero acabar mi artículo sin felicitar desde aquí a todo el equipo que ha participado en la formidable restauración que se ha llevado a cabo en esta sacristía, dirigiendo el proyecto la arquitecta
Emanuela Gambini, encargada también del proyecto de restauración de todas las estancias, de la
cúpula recientemente restaurada, y de las obras que siguen para la restauración del zaguán del templo, las torres y el interior de la iglesia.