La Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Dicha, se edificó en el solar del antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Buena Dicha, fundado en 1594 por el padre Fray Sebastián de Villoslada, primer abad del monasterio de San Martín. Este hospital servía para dar cama a doce enfermos pobres de la parroquia de San Martín. Durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808, el hospital atendió a muchos de los heridos y enterró a varias de las víctimas en su cementerio, que se encontraba pegado al hospital. Los cuerpos fueron trasladados al cementerio de la Florida cuando se derribó el Hospital y el cementerio de la Buena Dicha. Entre los nombres que estuvieron enterrados en la Buena Dicha, podemos destacar a Manuela Malasaña y Clara del Rey.
La iglesia actual es obra de Francisco García Nava, que comenzó la obra en 1916 bajo el patronazgo de los Marqueses de Hinojares, los cuales se encuentran sepultados en el presbiterio de este templo. Podemos encontrar en todo el edificio una variedad de estilos. Si nos fijamos en el pórtico de entrada, observaremos una influencia claramente románica, en el interior los arcos ojivales nos ofrece un neo-gótico que inunda todo el templo, que se junta con un estilo árabe en los arcos polilobulados. En la fachada si observamos las dos torres, detectamos un neo-mudéjar en su construcción de ladrillo. En la fachada que da a la calle de los Libreros, el estilo se convierte en neo-nazarí. Pero todo este batido de estilos, vienen a reflejar el auténtico estilo de este templo y que empezamos a notarlo observando la vidriera del gran ventanal de la fachada de la calle Silva, el modernismo.
Así pues, la iglesia de la Buena Dicha, es un claro exponente sobre el modernismo en Madrid, de hecho, García Nava fue el arquitecto que hizo la primera reforma al
Palacio de Longoria en 1912, y además construyó el edificio que está justo al lado de la iglesia que nos ocupa y que él mismo diseñó para que no desentonara con el edificio de la Buena Dicha.
La fachada es de sillería y ladrillo y consta de tres cuerpos. En el cuerpo central, el pórtico del atrio está sustentado por cuatro columnas con capiteles del gótico Tudor, que sostienen arcos de herradura con decoración angrelada. Este cuerpo central se remata por un gran ventanal geminado en cinco partes, en cuyo centro hay una gran vidriera con Santa María de la Merced, que da luz al coro, y en su cima se dispone un cuerpo de ladrillos de decoración califal y una escultura de la Virgen de la Merced, sobre pedestal.
pórtico de entrada al templo con cuatro columnas que sujetan arcos de herradura
detalle de uno de los capiteles del gótico Tudor que sostienen los arcos de herradura
cuerpo superior en ladrillo con decoración califal y escultura de la Virgen de la Merced en piedra
Flanquean esta entrada dos torres de influencia mudéjar, teniendo la de la izquierda en su parte inferior una gran ventana longitudinal y en la superior un vano con arco de herradura apuntado con decoración polilobulada. La torre de la derecha, además de tintes mudéjares, tiene influencias renacentistas que se reflejan en una ventana con arco de medio punto y trazas modernistas. La fachada de la calle de los Libreros, está construida en estilos mudéjar y nazarí.
torre izquierda con un vano con arco de herradura apuntado con decoración polilobulada
torre derecha, con tintes renacentistas y modernistas
fachada en la calle de los Libreros, con arcos entrelazados y mirador, estilo nazarí
Interior de la iglesia
El interior es de planta de cruz latina con crucero y capillas a los lados. El edificio se sustenta por pilastras. Las capillas se abren por grandes arcos de herradura rebajados, sostenidos por columnas sobre pedestales con fustes bicromos, decorados en zig-zag y cuyos capiteles llevan ornamentación de abejero. Las enjutas de los arcos están adornadas con decoración de ataurique. Sobre las capillas laterales se disponen tribunas divididas por columnas que generan espacios geminados. Los capiteles compuestos sostienen arcos de herradura apuntados polilobulados, rematados por cresterías.
El crucero se abre por medio de cuatro grandes arcos polilobulados apuntados con decoración geométrica, sobre los cuales hay cuatro grandes gabletes en cuya clave están los símbolos de los Cuatro Evangelistas. La cúpula, ochavada, se sostiene sobre trompas. Su tambor se encuentra formado por nervios que se entrecruzan y que forman en el centro una estrella de ocho puntas de inspiración califal y que genera la linterna de arcos angrelados, entrecruzados que forman estrella de ocho puntas. En los cruces de los nervios campean claves estrelladas. La decoración del crucero se compone de un friso alto de azulejos modernos formando lacerías, cubriéndose esta parte y el presbiterio por bóvedas de lacería.
detalle de las vidrieras de la linterna
La iglesia es de dos tramos, la nave central se cubre por bóvedas adinteladas. El coro a los pies, contiene un ventanal con una vidriera que da luz a todo el templo con el tema iconográfico de la Virgen de la Merced.
Sepulcro de los Marqueses de Hinojares
El retablo mayor a mí no me agrada demasiado, ya que no me gustan los retablos sin policromar, como es este caso. Es obra de Urbano Parcero de la primera mitad del siglo XX, ecléctico y que consta de una calle central y dos laterales. En la primera tiene en su centro el camarín ovalado que cobija la escultura de Nuestra Señora de la Buena Dicha, talla moderna que imita modelos góticos. Esta talla representa una Inmaculada con el niño y es una copia exacta de la original, desaparecida en el 36. En los cuatro ángulos del camarín, figuran cuatro ángeles adorantes. En la parte baja luce el sagrario culminado por un precioso crucifijo de madera, obra moderna, en mi opinión, lo más bonito del retablo. Las calles laterales se decoran con vanos ciegos, de madera, sin representación escultórica alguna. Rematan el conjunto cuatro pináculos.
retablo mayor en madera sin policromar, obra de Urbano Parcero de la primera mitad del siglo XX
talla de Nuestra Señora de la Buena Dicha, talla moderna que imita a la original desaparecida en el 36
precioso Crucifijo de madera. Obra moderna del siglo XX
Capilla de San Antonio, en un retablo de madera sin policromar, moderno también, de inspiración musulmana, imitando atauriques y lacerías. Aloja en su centro escultura del titular, flanqueado por otras de San Nicolás y San Expedito.
Capilla de Nuestra Señora de la Merced, con una preciosa escultura de la titular. La Virgen se cobija bajo dosel de madera con su manto blanco, en un magnífico retablo moderno de inspiración califal.
Nuestra Señora de la Merced en un retablo de inspiración califal
Nuestra Señora de la Merced
Retablo en el lado del Evangelio, de madera, dorado imitando elementos neogóticos. Es obra al igual que el retablo mayor, de Urbano Parcero. Aloja en su centro una escultura de San Pedro Nolasco, con un cautivo a sus pies. A ambos lados, esculturas de Santa María de Cervelló, La Beata Mariana de Jesús, San Ramón Nonato y San Serapio, todos ellos mercedarios. Remata el conjunto una vidriera enmarcada por la madera del retablo y lo flanquean dos escudos.
Capilla de la Virgen del Pilar, con un retablo de tres cuerpos, moderno de estilo gótico con la Virgen del Pilar y flanqueada por esculturas de Santa Teresa de Jesús y Santa Rita.
Esculturas modernas de Santa Bibiana y un Crucificado
Cuadro de San Judas Tadeo, obra de Henriette de Xienigwers de 1961.
Hemos dejado para lo último el tesoro que se encuentra en el interior de la torre de la derecha y que no tiene acceso desde la iglesia. Se trata de una capilla que no contiene la joya del templo, ni siquiera la joya del barrio, yo diría que es una de las joyas de todo Madrid. Una talla de la Virgen de la Misericordia, que contiene un grupo escultórico barroco de principios del siglo XVII, que sigue los modelos italianos del Renacimiento. Esta talla se encuentra semiescondida tras una puerta que contiene una parte de barrotes y tras ellos un cristal, y solo es visible apoyando la cara contra los barrotes y rodeando la cara con las manos para evitar reflejos por estar el cristal sucio y descolorido. Para ver esta imagen no hace falta entrar al templo, ya que la puerta está a pie de calle en la base de la torre derecha, pasando desapercibida y vigilando a todos los que pasan frente a ella.
Virgen de la Misericordia, con un grupo escultórico a sus pies de principios del siglo XVII. Un tesoro escondido, siendo una de las joyas del barroco en Madrid.
Para acabar, vamos a relatar un hecho que aconteció hace unos años y que tiene como protagonista a nuestra Iglesia de la Buena Dicha. Cambiamos de artículo a leyenda:
En la madrugada del 3 de abril de 1998, a las siete y seis de la mañana, empezaron a surgir brillantes luces azules del interior, se oyó un grito desgarrador y acto seguido todos los cristales de la iglesia se reventaron. Después todo quedó en absoluto silencio y desde aquél día no se volvió a realizar culto alguno en la Buena Dicha. Darío González, el cura de la iglesia, colgó los hábitos para siempre y abrió un herbolario en la calle de Atocha. El hecho no tuvo gran trascendencia, unos minutos en Madrid Directo, una mención en el telediario y tres intentos fallidos de entrevistar al Padre Darío. Los feligreses empezaron a oír misa en otras parroquias y poco a poco el suceso de aquél día se fue olvidando, mientras que las ventanas del templo estuvieron tapiadas y sin cristal alguno durante años. Cristóbal Rodríguez, que vive a tres portales de la iglesia y testigo de los hechos, intentó en numerosas ocasiones investigar el suceso, pero todo fue en vano y sólo tenía una obsesión, entrar en la iglesia. Nunca tuvo éxito y lo único que descubrió es que por debajo de la iglesia no hay ningún alcantarillado ni instalaciones de gas, y lo peor de todo, que Darío, el cura, no hablaría jamás de lo acontecido aquél día ni aunque lo maten. Incluso tres años después, Cristobal intentó contactar con gente del ocultismo, pero tampoco tuvo suerte y nadie le hizo caso.
Solamente el Padre Darío sabe lo que allí pasó, pero se llevará el secreto a la tumba, desapareciendo con él la verdadera historia de lo ocurrido en esa temprana mañana de abril.
Por más que he intentado investigar este suceso, no ha habido forma de contrastar este dato. Lo único que sé es que en 2003, la Comunidad de Madrid realizó obras de rehabilitación del edificio y que hoy en día se encuentra abierta y con culto. Si algún día tomo café con el Padre Darío, o supiera algo nuevo, actualizaría este post.
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