domingo, 29 de agosto de 2010

Iglesia de Montserrat



La Iglesia de Santa María la Real de Montserrat podía haber sido uno de los mayores y más espectaculares templos de Madrid si no hubiera quedado inacabado su proyecto. Pero hagamos un poco de historia.


Proyecto de la iglesia de Monserrat con dos torres y cúpula




En 1640 fueron expulsados de Cataluña los monjes Benedictinos de Montserrat y a su llegada a Madrid, Felipe IV ordena construir un Monasterio para ellos que se llamaría de Montserrat. El templo comenzó a construirse en 1668 por el arquitecto Sebastian Herrera Barnuevo, que moriría tres años después, haciéndose cargo del proyecto Gaspar de la Peña, que dejó el templo a medias de su construcción. Estaba la nave central hasta el crucero, el cual nunca se llegaría a levantar, por lo que ni se construirían los transeptos, ni la girola o cabecera y mucho menos la gran cúpula que coronaría el edificio. El templo quedó interrumpido en 1716, estando a la mitad de su proceso constructivo. En 1720, Pedro de Ribera retomaría el proyecto.


Imaginad como hubiera sido esa cúpula



Pedro de Ribera respetó fielmente el proyecto de Herrera, pero eso sí... dotó al edificio de su peculiar estilo riberiano. Enmarcó las puertas y ventanas con sus característicos ornamentos barrocos, dotando al templo de una bella portada barroca y la magnífica y hermosa torre, sellando el edificio con su inequívoco estilo.

Portada barroca a la entrada de la iglesia. Proyectada por Ribera y realizada por Francisco Carretero.
Encima de la portada, un escudo, obra de Jacobo Vázquez y encima del escudo, una hornacina con la imagen de San Benito, fundador de la Orden, obra del siglo XVIII



Ornamentación típica de Ribera en sus portadas barrocas. El precioso escudo de Jacobo Vázquez




Detalle de las ventanas



Su gran aportación al templo fue, la maravillosa y distinta torre de todas las que existen en Madrid. Hasta este momento existía un sencillo campanario donde todas las noches al atardecer, replicaban sus campanas en honor del rey que les construyó el templo, por ser la hora en que comunicaron a los monjes la muerte de su benefactor, ese campanario popularmente se le llamaba "montserrático".

Torre barroca de Pedro de Ribera




Detalle de los ornamentos barrocos en la torre




Vista de la torre de Montserrat desde la calle de Quiñones




Podemos ver la diferencia del sencillo proyecto de Herrera, mirando la única ventana que Ribera no decoró, justo en la fachada, encima de la puerta por debajo de frontispicio y luego mirando las demás. Ribera empezó a construir las dos torres, construyendo primero la base de la torre sur y después la base de la torre norte, siguió la torre completa sur y sin embargo la norte, se quedó en el primer cuerpo. No tengo más datos del motivo, aunque se especula siempre con el más fácil, que fuera por falta de dinero, pero podría haber sido también porque al estar el templo en una calle con una pendiente tan pronunciada, la fachada con dos torres hubiera quedado visualmente muy desproporcionada, optando así solo por una torre. Pero como el templo tampoco se acabó y se quedó a menos de la mitad, seguramente el motivo real por el que no se finalizara el templo entero, fuera el económico (pensando eso, nunca nos equivocaremos).
La torre, toda decorada con ornamentos típicos de Ribera, por encima de la base tiene cuatro ventanas con arco de medio punto, una por cada lado y franqueada por estípetes, como era normal en Ribera. La cima es de pizarra con chapitel en forma de bulbo de estilo oriental, coronado por la bola del mundo y una cruz.


Vista de la torre desde la calle San Bernardo




Lo único que podemos contemplar en la actualidad es la nave central con sus capillas hasta donde estaría el crucero. Lo que no podemos contemplar como hemos comentado antes, es la cabecera y parte de las naves que tendrían cuatro capillas laterales más y la inmensa cúpula encima del crucero.

Veamos en una imagen del google earth como falta la mayor parte de lo que tuvo que ser la iglesia y podemos observar también, la capilla mayor que se construyó en su última restauración hace pocos años, aprovechando los enormes pilares de piedra que ya estaban construidos para alojar la gran cúpula. En su lugar, se construyó un patio o jardín. Ribera cerró y tabicó la nave provisionalmente para que pudiera tener culto la iglesia y así ha permanecido hasta nuestros días (yo siempre digo que lo provisional es sinónimo de para siempre).


Vista aérea de la iglesia inacabada de Montserrat. Falta una torre, la nave del crucero, la cabecera y la grandísima cúpula encima del crucero. En su lugar un jardín.








En 1842, con la expulsión de los religiosos, el edificio se convertiría en cárcel de mujeres, la que se llamó "Casa Galera" o "La Galera". A principios del siglo XX, la iglesia fue devuelta a los monjes Benedictinos y se estableció un priorato dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos en 1923. En la guerra de 1936 la iglesia se convirtió en salón de baile, otra de las atrocidades que ha soportado este templo, y tras la guerra, una vez que se trasladó la cárcel de mujeres y de que lo ocuparan unas monjas, el monasterio completo volvió a manos de los monjes que seguirían dependiendo de Silos. La iglesia estuvo a punto de ser demolida, pero gracias a la torre de Pedro de Ribera, se encargó un informe a Bellas Artes de San Fernando y fue declarada Monumento Nacional en 1914. Incluso hubo proyectos en los años veinte para acabar su construcción original, pero otra vez por falta de dinero, no se hizo, pero se autorizó a su restauración.


Vista de la fachada del convento en la calle de Quiñones. Fue la "Galera", cárcel de mujeres




El interior de la iglesia está totalmente restaurado y dentro del templo, si miras alrededor, todo queda desproporcinado, los espacios no tienen sentido. Los arcos de la nave son monumentales, muy altos, pensemos que el templo original hubiera sido monumental, pero al estar inacabado, la sensación es rara al ver que la nave se corta en seco, sin continuación de crucero y cabecera. Pero si le echamos imaginación, es fácil de vislumbrar la grandiosidad de este templo si se hubiera completado según el proyecto original.


Interior de la iglesia



Pintura de San Benito entregando la regla a la Virgen, en presencia de los Santos Mauro y Plácido, una pieza italiana del siglo XVIII. A ambos lados, las rejas del coro del convento






Vista de los frescos de la bóveda



Las rejas de los balcones son de Francisco Fernández, del siglo XVIII, y las pinturas de la bóveda de la escuela madrileña del siglo XVII




El altar mayor lo preside una imagen de la Virgen de Montserrat, obra de Pereira y en la actualidad se ha puesto una sillería de coro de nogal, obra del siglo XVII, procedente de la localidad palentina de San Salvador del Moral.

En el altar mayor, la imagen de la Virgen de Montserrat, obra de Manuel Pereira. Sillería del Coro del siglo XVII, procedente de la localidad palentina de San Salvador del Moral








capilla de Santo Domingo de Silos, con la lápida del comendador de la Orden de Calatrava, don Luis de Salazar, que falleció en 1734



La redención de cautivos, de la escuela madrileña del siglo XVII (muy restaurado)



nave del Evangelio con un gran lienzo del Apoteósis de San José, obra de Luis de San Martín



nave de la Epístola, con el gran lienzo del Tránsito de San Benito, obra de Luis de San Martín de 1942




imagen de San José, obra de Roberto Font de 1929




talla del Cristo de Burgos con los típicos huevos de avestruz debajo, muy venerado por lo benedictinos, del siglo XVIII, obra de los Talleres populares burgaleses






El otro día cuando estuve haciendo las fotos para este artículo, estaban dando misa y los monjes cantando gregoriano.


Vista de la torre de Montserrat desde la Plaza de las Comendadoras.



Haced un ejercicio mental e imaginaros esta vista con la otra torre y la inmensa cúpula sobresaliendo por entre las torres. Verdad que sería impresionante?




jueves, 26 de agosto de 2010

Iglesia de las Calatravas



El convento de la Concepción Real de la Orden de las Comendadoras de Calatrava se fundó por mandato de Felipe IV, como tantos conventos en la ciudad y pronto se convirtió en uno de los centros religiosos más importantes de Madrid. En el solar donde se levantó este convento, estuvo la casa palacio de una noble familia, cuya hija, fue amante de Felipe IV, Ya sabemos que el rey se tiró a medio Madrid de la época. En su lugar el rey, mandó levantar el edificio.
El arquitecto del edificio fue fray Lorenzo de San Nicolás y se construyó entre 1670 y 1678. Finalizaron las obras Isidro Martínez y Gregorio Garrote.
En la desamortización de Mendizábal, el convento fue derruido, y gracias a la intervención de la esposa de Prim (otros lo achacan a Manuel Silvela), la iglesia se salvó de la piqueta, llegando hasta nosotros uno de los mejores edificios barrocos madrileños. En este templo se ordenaba a los caballeros de la Orden militar.

Vista de las Calatravas cuando su cúpula dominaba las alturas de la calle de Alcalá



El exterior fue reformado en estilo renacentista por Juan de Madrazo en 1858, por encargo del rey consorte Francisco de Asís, marido de la reina Isabel II. La fachada con un color rojizo o rosáceo de terracota, en donde se encuentra un rosetón con la cruz de Calatrava y una hornacina con la imagen de la Inmaculada de estuco, obra de Sabino Medina.

Portada exterior con la escultura en estuco de la Inmaculada, obra de Sabino Medina



Fachada neoplateresca en la calle de Alcalá. En la hornacina, la escultura en estuco que representa a la Inmaculada Concepción, obra de Sabino Medina



Frontón y el rosetón con la cruz de Calatrava



La cúpula vista desde el exterior, es octogonal, y aunque durante siglos dominó el horizonte de la calle de Alcalá, en el siglo XX quedó como aplastada y escondida por los modernos edificios que se han construido a su alrededor.












Vista de la calle Alcalá en el siglo pasado, las Calatravas dominaban el espacio visual



Vista de la calle Alcalá, con la cúpula de las Calatravas al fondo, desde Cibeles













Interior del templo








En el interior nos encontramos con un amplio espacio, donde la luz lo envuelve todo. Con planta de cruz latina, una cúpula sobre pechinas pintadas con frescos, un tambor con ventanas, de las cuales ocho están con cristal y cuatro cegadas. La forma es de media naranja con nervaduras interiores. Una gran cornisa con ménsulas pareadas, recorren todo el entablado que sujetan las pilastras corintias.
















Retablo de Churriguera

En el altar mayor, nos encontramos con una verdadera joya, una obra de arte grandiosa, que sobresale de todos los retablos de Madrid. Se trata de la única obra en la capital de José Benito de Churriguera. Un retablo en madera dorada y policromada, todo un ejemplo de la cumbre del barroco español.
Raimundo de Fítero, fundador de la Orden de Calatrava, es la imagen que se encuentra enmarcado por cuatro columnas retorcidas al más puro estilo churrigueresco. En la parte superior, una escultura de la Inmaculada Concepción, con ángeles y la paloma del Espíritu Santo, mientras que el resto del retablo, en forma de arco triunfal, se completa con una completa recargada decoración, donde no cabe un angelito más. Las esculturas son de Pablo González Velázquez. En la parte inferior, un precioso tabernáculo barroco.

Retablo de José Benito Churriguera. Las esculturas de Raimundo de Fítero y de la Inmaculada, obras de Pablo González Velázquez



















Cornisa de la cúpula y pechinas en el crucero



Vista del retablo, ménsulas en el crucero y del púlpito




Interior de la cúpula y las ventanas enrejadas



Los frescos de las pechinas, representan a San Benito y San Bernardo, la aprobación de la regla por el papa Alejandro III y San Diego Velázquez, obras pintadas por el discípulo de Carreño, Francisco Ruíz de la Iglesia.

Frescos de las pechinas pintadas por Francisco Ruíz de la Iglesia



En una capilla de la iglesia, se encuentra la escultura del siglo XVIII, Santa Rita de Casia, procedente del convento agustino de San Felipe el Real, que se encuentra resguardada tras un cristal. En otra capilla, una escultura de San Antonio de Padua, obra de Juan Pascual de Mena, según una reciente investigación publicada en Anales del Instituto de Estudios Madrileños. Hasta entonces se le atribuía a Luis Salvador Carmona.

Imagen de Santa Rita de Casia, obra del siglo XVIII, procedente del convento agustino de San Felipe el Real
a los lados, pinturas de San Benito y San Bernardo, también del XVIII



San Antonio de Padua, obra de Juan Pascual de Mena



En el lado de la Epístola en el crucero, una portada formada por vano y moldura quebrada, está rematada por un escudo real de estuco sobre el dintel de la puerta, que está sobremontado a la cruz de Calatrava que sujetan dos ángeles, dos leones a los pies y todo ello está rodeado por adornos de flores y el collar del Toisón de Oro, una alegoría a la monarquía como protectora del convento y administradora de la Orden. La obra podría ser de Bernini o Pietro Martino de Vaese.

Portada en el crucero con el escudo real de Carlos II










Hay tantas imágenes dentro de este templo, que un dicho popular de la época, decía que dentro "están todos los santos".





talla de San José, de la Escuela de Carmona, de finales del XVIII



Cristo de la Esperanza, talla del siglo XIX



pequeña urna con un Cristo yacente del siglo XIX



Retablo de la escuela de Churriguera, por el escultor Juan de Villanueva Vardales en 1726
En su centro, una escultura de la Inmaculada Concepción



San Francisco de Paula, obra del siglo XVIII



Virgen de Montserrat, una talla moderna en un retablo barroco, rehecho en el XIX







Vista actual de la cúpula junto a los modernos edificios de construcción moderna




Fuente de las fotos antiguas: URBANITY