La iglesia de Santiago es la gran olvidada de todas sus hermanas de la zona. Es una de las iglesias más primitivas de Madrid, ya nombrada en el Fuero de 1202.
La iglesia de Santiago, en la plaza del mismo nombre, se encontraba muy cerca de la Parroquia de San Juan Bautista, en lo que hoy es la Plaza de Ramales, de antigüedad similar a la de Santiago y en la que fue enterrado Diego Velázquez. Las dos fueron derribadas por José Bonaparte en su afán de derribar y derribar para hacer plazas, en esta ocasión para construir la Plaza de Oriente.
La iglesia de Santiago ya aparece en un documento de 1257, mientras que la de San Juan Bautista se sabe que fue fundada por un emperador romano y consagrada por el obispo de Silves en 1224. Las dos iglesias tenían altas torres con chapitel, encontrándose muy cerca una de la otra y las dos corrieron la misma suerte en época de José Bonaparte. Pero fue la de Santiago la que se reconstruyó, no quedando absolutamente nada de la de San Juan. En la primitiva de Santiago, hacían sus celebraciones los Caballeros de la Orden de Santiago y bajo su suelo estuvieron enterrados los nobles y grandes Caballeros de la época, como los Losada y los Rivadeneira, dos familias nobiliarias del Madrid de antaño. Felipe II tenía gran devoción por la imagen de la Virgen de la Esperanza que se veneraba en la iglesia y que en varias ocasiones trasladó al Alcázar, para curar enfermedades de sus hijos.
Esta imagen fue encontrada después por un cura en la capilla de los Losada muy mal cuidada y después de repararla se puso en la capilla de los Rivadeneira. Más tarde se colocó en el altar mayor.
Entre 1811 y 1814 en su lugar, se volvió a construir esta iglesia de Santiago y San Juan Bautista, bajo el proyecto del arquitecto Juan Antonio Cuervo, ayudante de Ventura Rodríguez y seguidor del estilo de Juan de Villanueva. El diseño de esta iglesia nunca me ha convencido, además de parecer cualquier cosa menos un edificio religioso. Dentro del estilo neoclásico, donde podemos ver frontones, capiteles y columnas, aquí, parece que brillan por su ausencia. Eso sí, tiene un diminuto jardín en su entrada con cipreses y escalinata.
Lástima que el resto del exterior del edifico no merezca más comentarios que su plana fachada. Sin embargo, el entorno donde se encuentra ubicada, me parece precioso, muy cercano a Palacio y en una plazuela llamada de Santiago, en pleno corazón del Madrid de los Austrias. En la bóveda de esta iglesia estuvo la capilla ardiente de Mariano José de Larra (Fígaro), después de que un disparo que ocasionó él mismo, acabara con su vida en la calle cercana de Santa Clara, y de aquí salió el entierro del escritor, siendo la primera vez que la autoridad eclesiástica daba sepultura en lugar sagrado a un suicida.
Altorrelieve de Santiago Matamoros en la portada
La fachada realizada en granito y ladrillo, se estructura en tres calles y en los laterales podemos observar como fueron proyectados para soportar torres que no llegaron a levantarse. En la calle central se encuentra la portada entre cuatro pilastras toscanas. La portada es adintelada con una cornisa sobre ella que se soporta por grandes ménsulas. Sobre ella, un altorrelieve de Santiago Matamoros. En la parte superior, cuatro pilastras sujetan una cornisa y un frontón curvo partido que está rematado en cruz. En el centro, se instala una ventana de arco rebajado con una vidriera con las cruces de Malta y San Juan.
ventana de arco rebajado con una vidriera con las cruces de Malta y San Juan
Las calles laterales de la fachada que flanquean la puerta, constan de ventanas adinteladas con rejas, sobre las que aparecen lunetos con la cruz de Santiago. En la parte superior del edificio, se alza la torre con las campanas, de planta cuadrada, sujetada por pilares de madera. Al lado, se alza la cúpula sin tambor y que se cubre con una cubierta metálica, con una linterna de doce caras con vidrieras de cristal, rematada por un chapitel con bola y cruz forjada.
torre con las campanas, sujetada por pilares de madera
La nueva iglesia es de planta de cruz griega, con cúpula en el crucero y la capilla mayor con forma semicircular en el presbiterio, donde destaca el lienzo de Santiago Matamoros, obra maestra pintada por Francisco Ricci y que procede del antiguo templo del mismo nombre. La cúpula está sobre pechinas, mientras que un deambulatorio incompleto se abre paso a los pies, donde se instala un coro alto sobre la entrada, que contiene un órgano del siglo XVIII.
Interior de la iglesia
El presbiterio acoge un gran retablo de corte neoclásico y con columnas toscanas. En los intercolumnios figuran cuatro esculturas en mármol blanco, que producen un gran efecto decorativo con el fondo. Ellas representan a los cuatro Padres de la Iglesia Latina: Agustín, Jerónimo, Gregorio y Ambrosio. En el centro del retablo, procedente de la antigua iglesia de Santiago, el gran lienzo de Santiago Matamoros, una de las mejores obras de Francisco Ricci, restaurando en 1872 por Gato Lema y restaurado también hace unos años. Sobre el altar y por delante del lienzo, un soberbio tabernáculo de mármol blanco entre candelabros de bronce.
Altar mayor en el presbiterio con el retablo de orden neoclásico
Lienzo de Santiago Matamoros, obra de Francisco Ricci
En la zona derecha del presbiterio hay una hornacina enmarcada por columnas corintias acanaladas y coronada por un frontón, que aloja una escultura de Nuestra Señora de la Candelaria. Bajo ésta se halla una lápida conmemorativa al bautismo de la beata Mariana de Jesús, hija del barrio, y el mártir Pedro Torres Miranda.
Altar neoclásico con columnas jónicas, culminado por un resplandor con el escudo de la Orden Carmelita, que aloja una magnífica Virgen del Carmen, de la escuela castellana del siglo XVIII.
Retablo de la Beata Mariana de Jesús, de estilo neoclásico con columnas jónicas, que cobija la escultura policromada de la titular, obra de Julián San Martín. La escultura tiene un gran efecto real, gracias a las mascarillas funerarias que hizo Vicente Carducho. Su rostro extraño y aparentemente deforme, fue real y afectado por una parálisis. Se cuenta que estas deformidades las aumentaba ella misma con las continuas penitencias y laceraciones. En cierta ocasión llegó incluso a autolesionarse, a través de una incisión profunda que partía de la comisura del labio y recorría la mejilla. Fue declarada beata por Clemente XII el 9 de agosto de 1761. El cuerpo incorrupto se encuentra en la
iglesia del convento de las Mercedarias de Don Juan de Alarcón.
A ambos lados hay dos imágenes de Santa Ana y San Ramón Nonato del siglo XIX y sobre la mesa del altar, una efigie sedente de Nuestra Señora de la Vida, de factura renacentista, realizada por José Bellver.
Beata Mariana de Jesús, escultura policromada de Julián San Martín
Altar neoclásico con columnas corintias y frontón curvo con escudo, que preside una bella escultura de Nuestra Señora de la Salud, imagen de vestir del siglo XVIII, con un fondo de pinturas con ángeles.
Hornacina con la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, obra de Salvador Páramo, escultura que ostenta el bastón de mando del general Varela.
En el interior de los machones del crucero están situados cuatro altares con hornacinas, que están coronadas por cuatro lienzos: La Aparición de la Virgen a San Julián, obra de Maella. San Norberto aplastando un hereje, obra de Francisco Bayeu. El Tránsito de San Julián, obra de Bayeu y San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla, obra de la escuela madrileña del siglo XVIII.
No olvidemos el lienzo de Carreño, El Bautismo de Cristo, que procede de la antigua iglesia de San Juan Bautista, con una gran influencia de Tiziano en las figuras de Cristo y el Bautista y la de Van Dyck en los ángeles que sostienes las vestiduras de Jesús.
Cristo crucificado, obra del siglo XIX
El relieve de la puerta está muy deteriorado, la cúpula actualmente está en muy mal estado y los frescos desconchados. Esta iglesia necesita una reforma urgentemente.
Aprovecho para pedir desde aquí a quien corresponda, que se acometan obras inmediatamente, ya que el edificio está pidiendo a gritos una restauración urgente.