domingo, 27 de junio de 2010

Plaza de España



La plaza de España se proyectó en diciembre de 1911, pero vamos a trasladarnos unos cuantos siglos antes, cuando el terreno que ocupa nuestra plaza, era un campo de cultivo al que atravesaba un arroyo, que más tarde se llamaría de Leganitos y en cuya pradera se perdían las parejas para amarse en las oscuras noches de verano.


El solar de la plaza de España en el siglo XVII, según el plano de Teixeira, ya está incluido en la cerca levantada por Felipe II. Podemos ver el antiguo puente de Leganitos.




El terreno se encuentra entre las dos colinas más altas de Madrid, la del Alcázar y la del Príncipe Pío, que contribuyen a darle un cierto aspecto de gran mirador, que aún hoy conserva. Por eso quizás este sitio era perfecto estratégicamente, ya que cuando se comenzaron los inicios de las obras de sustentación del monumento a Cervantes, se encontraron algunos restos arqueológicos romanos.

Leganitos, viene del árabe y significa huerta, y efectivamente huertas hubo allí. El arroyo nacía de la antigua fuente de los Caños que, en el siglo XVII, se llamará de Leganitos, situada a la altura de la calle del mismo nombre, en nuestra plaza. Inmediato a su nacimiento atravesaba un puente con el mismo nombre y discurrían entre huertas, las de Leganitos y las Minillas. En 1769, desapareció el puente y se tiraron las tapias que limitaban el entorno, convirtiéndose toda la zona en la plazuela de Leganitos.

Carlos III compró los terrenos al duque de Osuna y a Isabel María Pío de Saboya, herederos de la casi totalidad de los terrenos que desde el siglo XVII pertenecieron a grandes familias, para construir el convento de Gilitos, para los frailes de San Gil que estaban en Madrid.
El proyecto fue de Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, que había sustituido a su tío en el cargo de arquitecto mayor de la Corte. El convento estaría advocado a San Pedro de Alcántara, pero los frailes no llegarían nunca a habitar el edificio y José Bonaparte ordenó que se destinara el convento a cuartel, dedicado primeramente a guardia de las Corps. Demolidas las cuadras de las Reales Caballerizas durante la dominación, se dispuso en 1819 que se alojaran éstas en la parte del cuartel de San Gil. Realizado el acondicionamiento, su destino como cuartel de Caballería durará hasta la mitad del siglo, habilitándose a su vez, una parte del edificio como alojamiento para particulares, dependientes de la Real Cabelleriza, que hasta el 1835 disfrutaron de habitaciones gratuitamente.

En el siglo XIX, la imponente presencia del cuartel de San Gil, tal y como puede apreciarse en la maqueta de León Gil de Palacio




La antigua fuente de Leganitos fue renovada, en hierro fundido, con caños para aguadores y doble pilón para abrevadero.

Fuente de Leganitos y detrás parte del cuartel de San Gil, en una fotografía poco antes de demolerlos


Por fin, en 1860, se había aprobado el Ensanche de Castro. Con este motivo, se aprobó, en el mismo año, la alineación de nuestro sector, y dos años más tarde un proyecto que, si bien se arrinconará de momento..., tendrá un éxito en el futuro: la conexión de la plaza de San Marcial con la calle de Preciados, por medio de una gran vía. He aquí el nacimiento de nuestra Gran Vía madrileña.

Dejaremos para otros artículos todos los acontecimientos políticos y militares que sucedieron en el cuartel de San Gil y nos dedicaremos a lo que nos trae en este artículo, la futura plaza de España.

En 1896 se promulga la Ley del Suelo, cuyo primer artículo permitía al Ministerio de la Guerra la demolición del cuartel de San Gil y la venta de su solar, que pensaban dividirlo en manzanas. Sin embargo, la falta de locales adecuados para albergar a las tropas impidió que se llevara a cabo la Ley, aprobada por Real Decreto en 1903. Por fin, se comienza a derribar en 1908.

Pero veamos que más había aparecido en estos años por nuestra futura plaza: Enfrente del cuartel, existía un café-teatro, llamado de San Marcial, cuya popularidad mayor fue debida a una canción de la zarzuela La Diva, en el que aparecía el nombre de aquel establecimiento.
La Royal Compagnie Asturienne de Minnes, de nacionalidad belga, construía en los terrenos de la manzana 552 un edificio de gusto ecléctico. Esta entidad fue creada en 1853 a expensas de la anterior Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón que, desde 1833, explotaba los yacimientos de hulla próximos a Avilés. El magnífico edificio ha llegado hasta nosotros en perfecto estado y sigue estando en pie y formando parte del actual perfil de la plaza. Hablaremos sobre este edificio en un próximo artículo.





Contiguo a este edificio, estuvo entre 1893 y 1898, el que había sido teatro Maravillas, en Fuencarral, y más tarde Tívoli en Felipe IV. Durante su postrera y breve permanencia en la plaza de San Marcial, apenas si funcionó como teatro, y parecía más bien almacenado allí al ser de madera. Coincidiendo con el derribo del cuartel de San Gil, un empresario teatral, Manuel Salvi, apostando por la mejora y embellecimiento de la zona, levantó en el lugar del teatro de madera, un local de espectáculos que recibió consecutivamente los nombres de Salón, Teatro Regio y Teatro A.B.C. Primero estuvo dedicado al teatro, después al vodevil del gusto belle époque, luego fue sala de proyecciones cinematográficas y al final pasó a ser una cochera.
Una vez concluido el derribo del cuartel un año después, varios concejales pedían que el espacio resultante no se destinara a manzanas de casas, sino que fuera ampliación de la plaza de San Marcial. Entre tanto, el arquitecto municipal Jesús Carrasco presentaba un anteproyecto que consistía en un núcleo político, al concentrar en ella edificios oficiales y de servicios, un gran hotel y una gran estación del metropolitano del Norte. También partirían, de un lado la avenida Reina Victoria y en otro lado la Gran Vía, aprobada ya entonces. En medio de la plaza iría el monumento a Cervantes, un templete para Banda Municipal, un gran auditorio, un palacio del Ayuntamiento para servicios municipales del distrito y un gran salón de fiesta y exposiciones que pudiera servir también para reuniones públicas de todas clases y tendencias. Este proyecto se llamaba "Proyecto de la Plaza de España" y fue aprobado en diciembre de 1911, incluyendo además el nuevo Ministerio de Marina.






Pero la plaza permaneció sin ordenar por varios años todavía, hasta que el Estado se decidió a ceder su propiedad al Ayuntamiento. Mientras tanto, aquel descampado se utilizó algún que otro año, para situar en él la verbena de Santiago, que anteriormente se celebraba en la plaza de Oriente y fue escenario de enfrentamientos entre los guardias municipales y de Orden Público contra los vendedores ambulantes que querían situar sus tenderetes.

Se construyó en estos años de espera, la modernista y original casa esquina a Ferraz, cuyo solar había sido propiedad de los marqueses de Albaida. Este terreno era justamente el que estaba pensado para el Gran Hotel que nunca llegó a levantar. Enfrente, al otro lado de Bailén, se construyó la iglesia de Santa Teresa y San José.


Preciosa fotografía de la plaza de España antes de inaugurarse el monumento a Cervantes. Podemos observar el Cuartel de la Montaña, las Reales Caballerizas donde más tarde estarán los jardines de Sabatini.
Aquí todavía ni existían los rascacielos, ni siquiera la Gran Vía.




vistas de la plaza de España




La plaza de España jugaría un papel importante como escenario de los enfrentamientos entre los dos bandos, disparándose los cañonazos desde la plaza de España y el cuartel de la Montaña. Acabada la guerra, nuestra plaza tuvo nuevas reordenaciones a lo largo de los años, entre derribos y reformas de calles y edificios.





En marzo de 1948 comienza la construcción del edificio que marcaría el futuro perfil de la plaza de España, el edificio España. Unos años más tarde, en 1954, se proyecta la Torre de Madrid. Se fueron construyendo otros edificios y en 1969 se realizan las reformas de las fuentes y jardines y se plantaron olivos sobre caminos de piedra blanca que creaban un efecto espantoso. También se construyó un gran aparcamiento subterráneo y dos scaléctric que salvaron los fuertes desniveles en su lado oeste.

vista de la plaza a finales de los 60, después de la reforma de los jardines y las fuentes




En futuros artículos, nos dedicaremos a los edificios que se encuentran en la plaza. La Real Compañía Asturiana de Minas, la casa Gallardo, la Torre de Madrid, el Edificio España, etc.

La Plaza de España juega hoy un papel importante en el horizonte de Madrid, pero hay algo que se me escapa y no se que puede ser. A pesar de ser muy cosmopolitan a la altura de Gran Vía, con sus poderosos rascacielos, fuentes y monumentos, ir y venir de gentes, una vez que paseas de noche del monumento a Cervantes hacia Bailén, es como si de repente estuvieras en un barrio de tercera. El paraje es sombrío, solitario y hasta parece peligroso al paseante. No se como explicarlo, pero nunca me gustó esa parte de la plaza. Sin embargo de día, es un sitio magnífico para admirar las vistas del palacio real (si los árboles no te lo impiden), un lugar al que no puede faltar ningún turista que se precie y hacerse unas fotos al lado del Quijote. Pero sigo pensando que a esa parte de la plaza le falta algo, o quizás yo, como el hidalgo, veo monstruos donde no los hay?.














sábado, 26 de junio de 2010

Calle de la Madera: Alta y baja



La calle de la Madera, se divide en dos tramos con distinta denominación: Madera Baja, que es el trozo de calle entre la plaza de la Luna (Santa María Soledad Torres Acosta), y la calle del Pez, y de la Madera Alta, que transcurre entre la calle del Pez y la calle del Espíritu Santo. Esta calle ya estaba perfectamente urbanizada en el plano de Texeira en el siglo XVII y en ella se han sucedido infinidad de hechos que hacen de una calle estrecha y pequeña, una gran calle cargada de historia.

Ya desde antes de ser urbanizada, allá por 1580, existían grandes depósitos de madera que provenían de distintos lugares, nacionales y extranjeras (de Indias) para las construcciones de los edificios de Madrid. Estos depósitos o almacenes de madera, perduraron durante mucho tiempo, y fueron proliferando otros corrales donde se almacenaba toda la madera traída de Valsain para la misma función.

En esta calle existió la casa de Jerónimo de Villanueva, por donde pasaban toda clase de hombres importantes de la Villa, incluido el Conde Duque de Olivares y hasta el mismísimo rey Felipe IV, momentos en que se vivieron los famosos episodios del convento de San Plácido, el cual unía un pasadizo con esta casa. Pero toda esa leyenda podéis leerla en este otro artículo: Las monjas poseídas por el diablo.

fachada del convento de San Plácido en la esquina de la calle Madera y calle del Pez




En el solar que dejara esta casa, se construyó el teatro Calderón de la Barca, lugar donde ocurrieron los hechos de aquel famoso día de diciembre de 1870, al ser estrenado una obra sátira de José Navarro Gonzalvo, titulado Macarronini I, obra que ridiculizaba al rey Amadeo I. Dos días después del estreno, en plena representación, irrumpieron en la sala y en el escenario los componentes de la Partida monárquica de "La Porra", que estaba capitaneada por Felipe Ducazcal y se armó la gresca padre.
Este teatro duró muy poco y en 1887 se convirtió en una capilla evangélica, para pasar en breve a ser la redacción e imprenta del diario republicano progresista El País. En 1921, una vez que se dejó de publicar este diario, estuvo otro diario, La Libertad, de liberalismo muy de izquierda, y de nuevo una vez desaparecido este, ocupó el inmueble el diario Informaciones. Después el edificio estuvo abandonado durante años y tras ser noticia por un famoso episodio de okupas, se construyó el Instituto para la diversificación y ahorro de la energía (IDAE).





En la esquina con la calle del Pez, se alzó el palacio de la condesa de Bornos, conocido también como palacio del marqués de Escalona y Bornos. Este palacio que anteriormente era del marqués de Bélgida, fue totalmente reconstruido en 1860 por Wenceslao Graviña. Decir como anécdota, que Los Bornos fueron dueños durante muchos años, de la inmensa y célebre pradera de San Isidro.

palacio de Bornos


fachada y escudo del antiguo palacio de Bornos hoy convertido en viviendas en la calle del Pez




Por la calle Madera, bajaba Camilo José Cela al encuentro de Tosía Vargas, su novia, que venía por la misma calle en sentido contrario, vio con sus propios ojos el escritor como un obús cayó encima de ella destrozándola. El cuenta en sus memorias que se guardó un ojo de recuerdo y que lo tenía en formol.





En esta calle también tuvo su sede durante algún tiempo el Círculo de Bellas Artes, el Hospital de mujeres incurables, la propaganda del movimiento comunista de España y el Círculo Carlista, que frecuentaban Valle Inclán y Vazquez de Mella.

colorido de las casas en la Madera Baja




También vivieron algunos personajes en ella, como es el caso del edificio del antiguo número 26 de la calle, propiedad de Francisco de Quevedo y el antiguo 18, casa donde vivió Luigi Boccherini, el compositor italiano afincado en Madrid.


Casa donde vivió Luidi Boccherini










viernes, 25 de junio de 2010

La Capilla del Obispo abre de nuevo sus puertas




La Capilla del Obispo en la Plaza de la Paja de Madrid, abre de nuevo sus puertas tras más de cuarenta años cerradas a cal y canto al culto.

Aquí podéis leer el artículo sobre la Capilla en Viendo Madrid:

La Capilla del Obispo



La noticia de hoy:


Madrid, 24 jun (EFE).- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, acompañada por el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, y el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, inauguró hoy la recién rehabilitada Capilla del Obispo.

Los madrileños podrán visitar en breve el templo, situado en la la plaza de la Paja (distrito de Centro), ya que va a abrirse al culto después de 44 años.

El Gobierno regional ha terminado la rehabilitación integral de esta joya arquitectónica, que es uno de los pocos ejemplos del gótico madrileño que se conservan.

La capilla fue declarada Monumento Histórico Artístico, perteneciente al Tesoro Artístico Nacional, en 1931.

En la actualidad goza de la máxima protección legal, siendo declarada Bien de Interés Cultural en 2002.

En la inauguración, Aguirre destacó que "estas obras de rehabilitación son un ejemplo más del compromiso de la Comunidad de Madrid por proteger el patrimonio histórico y artístico de la región".

La Capilla del Obispo fue fundada en el siglo XVI por Francisco de Vargas y Medina, privado de los Reyes Católicos, como capilla funeraria para albergar los restos de san Isidro (actualmente en la Capilla de San Andrés).

En la década de 1970 se constató su estado de ruina y tras varias intervenciones puntuales, en 2005 la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno regional emprendió una rehabilitación integral para devolver a los madrileños esta joya integrada en el Conjunto Monumental de San Andrés.

En este proyecto se han invertido 3.252.404 euros, de los cuales la Fundación Caja Madrid ha aportado 2.117.590, el 65 por ciento del total.

Aguirre explicó que "durante las obras de restauración se han realizado importantes hallazgos, como el de un cementerio situado bajo la antigua parroquia de San Andrés, que han obligado a modificar el plan original de actuación".

Para que los visitantes puedan contemplar este vestigio del Madrid medieval, se ha instalado una ventana arqueológica sobre los restos del subsuelo de la capilla, que forma parte del complejo monumental de San Andrés, que se encuentra situado entre la plaza de Los Carros, la plaza de La Paja y la Costanilla de San Andrés.

El complejo también incluye la iglesia de San Andrés, la capilla de San Isidro, el Atrio y la Sala Capitular con dependencias anexas.

Tras la intervención de la Comunidad, el elemento de unión que conecta todas las piezas que conforman el conjunto monumental es el claustro o atrio.

Además, se ha abierto una puerta para comunicar la Capilla del Obispo con la mitad sur del monumento (iglesia parroquial de San Andrés y capilla de San Isidro).

El actual conjunto monumental de San Andrés, en el que se encuentra ubicada la Capilla del Obispo, tiene su origen en una modesta iglesia parroquial de la que fue feligrés san Isidro Labrador.

Probablemente se trata de una antigua mezquita adaptada al culto cristiano tras la conquista de Madrid a finales del siglo XI. EFE

miércoles, 23 de junio de 2010

Palacio del Cordón



El palacio del Cordón, es un edificio barroco del siglo XVII que es conocido por los dos cordones de piedra que existen a ambos lados de las orejeras de la portada principal, sobre la que está basada toda la simetría del edificio. Vanos, balcones y rejerías están diseñadas a partir del balcón principal que se haya encima de la portada que sirve de eje a la distribución.







En este viejo caserón vivieron personajes de la talla de Manuel Becerra o el alcalde de Madrid, Alberto Aguilera.

El palacio se encuentra en la plaza del Cordón y mucha gente confunde esta casa con las que existieron en el mismo lugar donde se encuentra nuestro palacio, que se llamaban Casas del Cordón y fueron las que dieron nombre a la plaza. Estas casas del Cordón fueron la residencia de los condes de Puñonrostro y se encontraban justo enfrente del palacio que nos ocupa, y que todavía hoy, lo recuerda una placa en la fachada del edificio que se levanta en su antiguo solar, separadas de la parroquia de San Justo por el callejón de puñonrostro, las cuales se unían por un pasadizo que discurría por debajo del pasadizo y de la Casa de Cisneros por la estrecha calle del Cordón. Recorría la fachada principal que daba a la plaza, un grueso cordón de piedra, tributo de la orden franciscana y sirvieron de cárcel a Antonio Pérez, el secretario traidor de Felipe II.

En el siguiente siglo se construiría esta caserona, añadiendo los cordones a su portada, tal vez por imitar un poco a sus edificios vecinos, los que verdaderamente eran la Casa del Cordón y que fueron derribados a mediados del XIX, no llegando ninguno de ellos hasta nosotros.

martes, 22 de junio de 2010

Monumento a la Violetera



El monumento a la Violetera, es uno de esos monumentos que se vuelven polémicos sin saber porqué. Fue obra de Santiago de Santiago y se inauguró en 1991 en la esquina de la calle Alcalá con Gran Vía. Se suponía que era el sitio ideal para un monumento a tantas violeteras que poblaron esa calle en otros tiempos.
Joaquín Leguina en aquél momento argumentó que era "cutre" y acusó que el monumento estaba inspirado en Celia Gámez, la que cantaba el "ya hemos pasao". Ruíz Gallardón le contestó que no le extrañaba que no entendiera el significado de personajes tan populares a pesar del tiempo que llevaba viviendo en Madrid. De una forma o de otra, el monumento fue una lucha entre el PSOE y el PP, y una noche de noviembre acabó desapareciendo del sitio donde se encontraba. Durante unos días pasó inadvertida la desaparición, hasta que un grupo de turistas que asistieron a Chicote, fueron después a visitar el monumento de la violetera para hacerse unos fotos.

El monumento fue encargado por el alcalde Agustín Rodríguez Sahagún en 1990 para inmortalizar la música del compositor José Padilla. Pero en el año 2000 fue retirado a los almacenes municipales donde estuvo dos años, hasta que en 2003 y tras otra polémica para su nueva ubicación, algunos querían enfrente de algún teatro en que se hubiera representado La Violetera, como La Latina, el Pavón o incluso enfrente de la ermita de San Antonio de la Florida. Pero su emplazamiento definitivo sería el Parque de las Vistillas, donde hasta el día de hoy se encuentra este singular monumento, con una placa que reza:

Como ave precursora de primavera
en Madrid aparece la violetera


lunes, 21 de junio de 2010

Puerta del Sol



La Puerta del Sol de Madrid, fue la única plaza de la ciudad, sin nombre de plaza, o por lo menos así fue durante siglos. Tendríamos que remontarnos hasta la época medieval para ver el nacimiento de este lugar, momento en que se empezaron a instalar en las afueras de la ciudad, las primeras tribus prerromanas de los carpetanos. Este poblado inicial llamado Magerit, datan de la época de la invasión de los moros que se establecieron en la fortificación amurallada que defendía la población. Durante la ocupación árabe, existía una puerta de la muralla que miraba hacia Oriente y también pudo existir en ese lugar un castillo con un sol pintado encima del arco de su puerta principal. De una forma o de otra, el nombre de Puerta del Sol, permanecería desde entonces hasta nuestros días. Este arrabal que se encontraba en las afueras de la villa, llegó a ser una de las zonas más pobladas, zona que terminaba justo en donde hoy se encuentra nuestra plaza. Pero fue en 1539 cuando fue construida una nueva puerta para sustituir a la antigua y de la que tenemos la primera descripción. Ni era monumental ni de paso, más bien de carácter defensivo, construida de ladrillo y cal, y en lo alto, rematada por seis almenas. Pero era tal el crecimiento de la ciudad y el paso que soportaba la puerta, que pronto tuvo que ser demolida, momento en que se empezaron a construir los primeros edificios monumentales que existieron en el lugar.


El primero fue el Real Hospital de la Corte y la iglesia del Buen Suceso. Esta iglesia ocupaba el solar que existe entre la calle Alcalá y la Carrera de San Jerónimo y tuvo una gran relevancia durante siglos.

Aquí podemos ver que la Puerta del Sol era una calle que se ensanchaba y al fondo la iglesia del Buen Suceso



Por esta misma época y casi a la par, se construye el convento de San Felipe el Real, con la famosa lonja, auténtico mentidero de Madrid, donde se inventaban las noticias y bulos que recorrerían el país y que fue conocida como las Gradas de San Felipe. El monasterio tenía un precioso claustro obra de Francisco de Mora y se encontraba en la calle Mayor, esquina a Esparteros.

Iglesia y convento de San Felipe el Real. Fundado en 1547 y demolido en 1838 por aplicación de las leyes desamortizadoras. Las gradas de San Felipe fueron lugar de encuentro de todos los desocupados de la Villa y Corte, el más popular de sus mentideros. Ilustración litográfica de J. Cebrián y dibujo de J. Avrial.



El tercer edificio en aparecer en la zona, fue el convento de Nuestra Señora de la Victoria, entre las calles Victoria, Cruz, Cádiz y Carretas, teniendo su entrada principal en lo que hoy es el comienzo de la calle Espoz y Mina, que en aquel entonces no existía. Esta iglesia albergaba en su interior una imagen muy venerada en Madrid de Nuestra Señora de la Soledad, obra de Gaspar Becerra y que desapareció para siempre en 1936. Salía en procesión todos los Viernes Santos con más de dos mil quinientos penitentes.

Iglesia y convento de la Victoria y capilla de la Soledad, según dibujo y litografía de E. Lettre


Sucesos del 2 de mayo de 1808 en la Puerta del Sol. Al fondo podemos ver la Iglesia del Buen Suceso y la iglesia de la Victoria a su derecha


Durante casi tres siglos, la plaza fue el punto central de la ciudad, disputándose siempre con la Plaza Mayor, que la superaba en espacio regular y organizado, en estética y lugar simbólico. Pero nuestra Puerta del Sol fue el núcleo de máxima actividad vital y lugar principal de todas las efemérides cortesanas y religiosas.

En el siglo XVII la Puerta del Sol ya es centro indiscutible de la Villa, además de ser el sitio más concurrido de la Corte. Gentes de toda condición social pasaban alrededor de la fuente que había frente al Buen Suceso. En los primeros años de aquel siglo se construyó una muy modesta, pero pronto la municipalidad edificó una nueva: la conocida popularmente por "la Mariblanca". Rodeada de un pilón circular y sobre un pedestal octógono, se levantó, airosa, la fuente más popular de Madrid.

El ambiente alrededor de la fuente de la Mariblanca. Aguadores, clérigos, damiselas... captado, hacia 1833, por el artista y viajero inglés John Lewis.




El último de los grandes edificios monumentales construidos en la plaza, fue la Real Casa de Correos, al que le acabamos de dedicar un artículo y que actualmente es el edificio más antiguo de toda la Puerta del Sol.

Real Casa de Correos, antigua sede del Ministerio del Interior y Dirección General de Seguridad del Estado en la época franquista. Remata el edificio el torreón que alberga el famoso reloj de Losada.









A partir de la política urbana de José I y la Desamortización de Mendizabal en 1836, la plaza se reformaría y ampliaría y sería el fin de los grandes edificios monumentales que existieron. Primero se derribaron los conventos, con sus iglesias de San Felipe el Real y de Nuestra Señora de la Victoria, como consecuencia de la aplicación de las leyes desamortizadoras. En el solar que dejara San Felipe, se levantó la Casa Cordero. En el solar de Nuestra Señora de la Victoria se proyectó el primer tramo de la calle Espoz y Mina y el ensanche de la calle Victoria y más tarde el pasaje Matheu. También fue trasladada la fuente de la Mariblanca a la plaza de las Descalzas Reales. La gran reforma decimonónica se encargó de derribar el Hospital y la iglesia del Buen Suceso, junto con las embocaduras de las calles Mayor, Arenal, Preciados, Carmen, Montera, Alcalá y Carrera de San Jerónimo, construyéndose las casas en forma semicircular que dieron forma a la actual Puerta del Sol. Los alzados de las actuales fachadas, consiguen dar un aspecto armónico a toda la plaza. Se componen de cinco plantas y ático, la planta baja y el entresuelo con función comercial. Una balaustrada corrida sobre la cornisa pone digno remate a todo el conjunto. El 24 de junio de 1860, se inauguró una fuente que consistía en un extenso pero poco profundo pilón circular, adosado a otros dos más pequeños semicirculares. En el centro un surtidor con juegos de aguas, con el que se hacía alarde de la presión del canal del Lozoya: un chorro de quince centímetros de diámetro se elevaba a más de treinta metros de altura y que solo corría en algunas fechas señaladas y durante poco tiempo porque según decía Fernández de los Rios, pasados cinco minutos toda la plaza se convertía en pilón. Esta fuente antes que aquí, estuvo en la calle de San Bernardo para la inauguración del Canal de Isabel II y el pilón fue trasladado después a la glorieta de Cuatro Caminos. Actualmente el surtidor interior original se encuentra en medio del estanque del Palacio de Cristal en el Parque del Retiro y el pilón en la entrada de la Casa de Campo, muy cerca del Puente del Rey y frente a la Casa de los Vargas.

Puerta del Sol hacia 1864, con el surtidor de 30 metros de altura


Más tarde vinieron otros vecinos que han llegado a ser símbolo madrileño: El Oso y el Madroño y el Kilómetro 0, una placa en el suelo que nos recuerda que de aquí parten todas las carreteras radiales de España y en donde se han dado cita millones de personas.
La estatua ecuestre de Carlos III y una réplica de la Mariblanca que volvió a habitar la plaza desde hace poco tiempo.

La nueva placa del Kilómetro 0, lugar donde nacen todas las carreteras radiales de España



El Oso y el Madroño, símbolo de la ciudad de Madrid



Réplica actual de la Mariblanca que se encuentra ubicada en la plaza



Estatua ecuestre de Carlos III




Tantos hechos históricos han pasado en esta plaza, que no tendríamos espacio en este post para describirlos todos, así que mejor dejemos ese capítulo para otro momento en que podamos ir describiendo uno a uno en otros artículos.

La Puerta del Sol, es una encrucijada que enlaza por un lado, Los Jerónimos y el camino de Alcalá con el antiguo núcleo del Alcázar y la Plaza Mayor y por otro, une el sector meridional, a través de las calles de Carretas y de la Cruz, con los dos importantes caminos de Hortaleza y del Alto Fuencarral. Un carácter de encrucijada que aún conserva como fundamental y que se encuentra reflejado tanto en la densidad de tránsito rodado que soporta, como en la confluencia de terminales de líneas de transportes.

La Puerta del Sol siempre ha sido y será el verdadero centro de Madrid, pero por alguna extraña circunstancia, a pesar de haber sido el centro de la vida social durante siglos, en la actualidad y a pesar de seguir siendo el centro neurálgico, no es un sitio donde la gente vaya a estar, o a pasear. Aunque hay una fecha inequívoca, donde es el sitio de reunión para millones de españoles, el 31 de diciembre a las doce de la noche frente al reloj de Gobernación.









La Puerta del Sol es un sitio de paso, donde los habitantes de la gran urbe pasan a toda prisa de un lado para otro, camino de grandes almacenes o para hacer uso del transporte público. No tiene el encanto que pueda tener la Plaza Mayor, su vecina y eterna plaza rival. Pero cuando alguien piensa en el centro de Madrid, siempre la respuesta será La Puerta del Sol.

Veamos unas fotografías de distintas épocas de la Puerta del Sol: