La procesión que cierra la Semana Santa de este año tuvo la misma suerte que la procesión que la comenzaba, y Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo y el Cristo del Santo Sepulcro, pudo salir a las calles de Madrid en una tregua que dio la meteorología a los devotos que esperaban en los aledaños de la iglesia de San Ginés y el Monasterio de la Encarnación.
La Sección de Instrumentos de la Cofradía de Jesús Atado a la Columna de Villamayor de Gállego (Zaragoza), reunían sus tambores a las 4 de la tarde en el Monasterio del Corpus Christi (vulgo Carboneras), donde partieron dirección a la iglesia de San Ginés para unirse a la procesión de la Soledad.
A la misma hora que salía la Soledad de San Ginés, partía el Santo Cristo del Sepulcro desde el Monasterio de la Encarnación, dirección a la plaza de Ramales, sitio de encuentro de las dos imágenes y que compartirían itinerario hasta el final de la procesión, de nuevo en la iglesia de San Ginés en la calle Arenal.
La talla de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo es de la escuela madrileña del siglo XVIII, y la del Santo Cristo del Sepulcro, es en realidad, la talla del Cristo Yacente del Desamparo, obra del escultor José Antonio Martínez, quien la realizó en su taller de Horche (Guadalajara) al mas puro estilo de Gregorio Fernández en madera policromada en el 2001 y que tiene su sede en la parroquia de Santa María de la Alegría en el municipio de Móstoles y que tiene en custodia la Hermandad Santo Entierro de Móstoles.
3 comentarios:
Completísimo y bellísimo reportaje, Bélok! Finalmente la lluvia dio un respiro y pudo salir esta procesión que, curiosamente, es la única que no conozco de la Semana Santa madrileña.
Gracias por mostrárnosla. Un abrazo, Jesús
La escultura de la Virgen es una de tantas copias, pero en este caso la mejor, de las que se hicieron de la imagen más venerada de Madrid, la Virgen de la Soledad que se hallaba en la Colegiata de San Isidro y que tallara el escultor Gaspar Becerra en el siglo XVI por encargo de la tercera esposa del rey Felipe II, Isabel de Valois.
Esta imagen reprsentaba a la Virgen vestida de luto arrodillada al pie de la Cruz y se veneró hasta 1936 en que fue destruída por las chusmas ateas en el incendio de la Colegiata.
Esta imagen esta realizada en el siglo XVIII para ser la titular de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Rosario Cantado de la Iglesia de San Felipe el Real. La Hermandad se la encarga al renombrado Juan Pascual de Mena. En 1836 la Hermandad se ve obligada a abandonar el Convento quedando establecida en una capilla de la Calle Cabestreros. En 1870 se unirá a la Congregación de la Soledad y Desamparo de San Ginés pasando a ser la imagen titular. A diferencia de la Soledad de Gaspar Becerra esta tiene labrados las orejas, pelo, cuerpo, brazos y muñecas. Tiene lágrimas de cristal (la de Becerra las tenía pintadas), tiene ojos de cristal, la de Becerra los tenía pintados, Esa es una imagen de la Virgen jóven, la de Becerra era una mujer adulta. Bacerra sólo labró mascarilla y manos. Juan Pascual de Mena labro todo el talle, cabeza, mascarilla y manos. Las manos de Juan Pascual de Mena se perdieron en un incendio en el siglo XX y Mariano Benlliure le tallo las actuales.
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